99 maneras estúpidas de celebrar un aniversario

Hace pocos días, concretamente el 17 de marzo, celebré mi 60 aniversario de una manera algo especial.  Estos aniversarios que acaban en cero suelo celebrarlos de una manera distinta, imagino que como tú. 

Mi 40 aniversario se tituló “40 tacos”, y todos los invitados tenían que proferir insultos o palabras malsonantes en la entrada para poder acceder a la fiesta. Los 50 los celebré conjuntamente con mi esposa: hicimos la fiesta de los 100 años, por todo lo alto y en nuestro propio domicilio.

Pero creo que este año se me fue la mano.

Si solo tienes un minuto, aquí tienes un vídeo-resumen:

Siempre nos quedará París

Aprovechando que mi hija está acabando sus estudios en París, hace un mes compramos billetes de avión y hotel para celebrar ese 60 aniversario en familia en la ciudad de la luz. Se da la casualidad (o no) de que nuestro matrimonio también tuvo lugar el 17 de marzo, por lo que París se presentaba como el lugar idóneo para una doble celebración.

Todo dispuesto, mi pequeña ya había encontrado el restaurante perfecto para esa noche del jueves 17 de marzo, por cierto, St. Patrick’s Day, mi 60 aniversario y 24 aniversario de boda… ¿qué podría ir mal?

La tormenta perfecta y el aniversario

No siempre es bueno preguntarse qué puede ir mal, es como llamar al mal tiempo… y esto es lo que pasó:

tormenta perfecta

Domingo 13 de marzo: empecé a notar un dolor en las lumbares bastante molesto. De hecho, hago colección de hernias discales, una cervical (activa) y otra lumbar. Pues mala suerte, parece que se reactivó el dolor por la hernia lumbar, sumándose a la cervical. Valoro, sopeso, y veo que el umbral de dolor está en 3 sobre 10. P’alante con París. 

Lunes 14 de marzo: me doy cuenta de que el dolor lumbar ha aumentado y no puedo caminar. Esto es serio. Necesito muletas, las consigo, pero el dolor es limitante. Intento cancelar vuelo y hotel. Adiós, París.

Martes 15 de marzo: anulo sesiones previstas de consultoría, no me tengo en pie. Al mediodía se une a los dolores anteriores un episodio agresivo de fiebre precedido por fuertes escalofríos y espasmos musculares. Por la noche se repite. Es hora de ir a urgencias. Hacen analítica y hemocultivo. Me envían de nuevo a casa pautando analgésicos. 

Miércoles 16 de Marzo: Se repiten los episodios de fiebre con temblores. Quiero ver a mi médico de cabecera (medicina interna). Me dice que tengo bacteremia y que debo ingresar en urgencias del Hospital Clínico YA. Ingreso, 5 horas de espera. Se me quedan.

Miércoles 17 de marzo: Celebro mi 60 aniversario con ayuno de comida y agua de 24h en una sala de observación, pendiente de ser ubicado cuando haya habitación disponible. Algo distinto a lo que había previsto en París, pero en esta vida hay que aceptar lo que acontece. Toca resistir. A última hora del día, me consiguen habitación en un hospital del mismo grupo. Me vienen a buscar los dos sanitarios de la ambulancia. Problema nuevo: ha desaparecido una bolsa donde estaba, entre otras cosas, mi Mac Book Pro. ¡Feliz Aniversario!… pero, por Dios, que se acabe pronto.

Afrontar la nueva situación

Berta y Guillem Recolons
Mi hija, regalándome su luz

Me despierto tras haber dormido como un niño el jueves 18 en el nuevo hospital. La doctora debió verme muy mal para administrarme Orfidal. Buenas noticias, mi querida Berta, mi hija favorita, recuperó de madrugada la bolsa con el Mac Book.

¡Por fin desayuno humano! El trasiego de sanitarias/os en mi habitación es constante. Una persona viene a tomar temperatura, presión y saturación. Otra a administrar antibióticos por vía endovenosa, también analgésicos y anti-inflamatorios. Otra a sacar hemocultivos para ver la evolución de la bacteria con el tratamiento antibiótico. Otra para hacer una PCR. Otra para nueva analítica de sangre. Otra para administrar eparina. Otras, en equipo para la higiene personal (unas santas)…

La médico jefe que dirige mi caso pasa todos los días para contarme novedades. El culpable está identificado, un tal Staphylococcus Aerus, pero falta saber cuál ha sido su puerta de entrada a mi cuerpo serrano (si alguna vez me has visto en bañador, ya sabes que bromeo). 

Pruebas, para qué os quiero

Para que la medicina sea ciencia, necesita evidencias. Y para eso están las pruebas. Eco-cardios, electro-cardiogramas (diarios), resonancia magnética lumbar, de cadera, cervical, tag abdominal, Pet-tac (este es un espectáculo), ecocardio transesofágica, punción de cadera y más que vendrán.

El objetivo: encontrar el origen del foco y acabar con él. 

La moral, arriba

Como siempre, hay días buenos y días malos en un hospital. Pero en Barcelona, tengo la suerte de que los hospitales públicos como el que estoy (Hospital Clínic) disponen de la mejor y más avanzada tecnología del mundo: se llama empatía, sonrisas, buen rollo, complicidad, comunicación de la buena… se llama personas maravillosas.

Es muy fácil gestionar una enfermedad con esta bella combinazione entre humanidad, competencia profesional y tecnología. Si falla una de ellas, todo se derrumba. 

Hace algunos años viví el proceso oncológico de mi esposa en otro hospital de Barcelona, el de Sant Pau. Y estoy seguro que el factor humano fue clave en la supervivencia de María.

Tengo mucha suerte de haber nacido y de vivir en esta pequeña gran ciudad, y le doy gracias a Dios.

Salir del armario clínico

Desde que me ingresaron, he comunicado mi situación con mis círculos más cercanos familiares, amigos, algunos colegas y mis clientes. Lo curioso es que más de uno me ha insistido en hacer pública mi situación. Y el que más ha insistido ha sido mi colega y amigo Vladimir Estrada

Yo lo llamo “salir del armario clínico”, y es algo infrecuente, pero dada mi condición de persona presente en medios públicos, decidí acceder y publicar este post. 

Se tenía que notar que he dejado de hacer mi vídeo de un minuto, o que mi podcast lo ha locutado y editado el buen amigo Celestino Martínez o como el de hoy, mi buena amiga Ana Reyes.

Una de las primeras reacciones a la comunicación abierta, en un grupo de Whatsapp del colegio (aprox. 40 personas) ha sido que, tras comunicar mi estado, todo el mundo ha ido comunicando sus “miserias”. Entre ellas, cánceres de próstata, carcinomas… Vaya, vaya. Cuando uno sale del armario clínico crea un efecto llamada. Buena señal.

#ColaborandoConGuillem La gran suerte de tener amigos de verdad 

El gran Josep Pla distinguía entre saludados, conocidos y amigos. En 2022 podríamos añadir el sufijo “digital” a las tres formas de relación. ¿Es posible tener amigos digitales? Ya lo creo, pensemos que durante siglos han existido amistades epistolares, así que es posible y muy probable.

Mi amigo analógico y digital, el Dr. Vladimir Estrada, es especialista en muchas materias, y una de ellas es liarla parda. Y vaya si la ha liado, ha creado el hashtag #ColaborandoConGuillem.

Se trata de una iniciativa por la que algunos expertos y amigos acceden a escribir un post en mi blog durante las semanas que yo esté convaleciente. Por supuesto, tratando temas de marca personal. 

Vladimir se encarga de convencer a esos amigos, coordinar los contenidos y enviármelos, y yo me encargo de subir los contenidos a mi blog, crear perfiles de autor y, por insistencia del Doctor, hacer los vídeos promocionales de un minuto (veremos cómo lo organizo para que eso sea posible desde una habitación de hospital).

Solo puedo dar un enorme gracias a Vladimir y a los autores que irán publicando en mi blog (por el momento, mantenemos el secreto, pero el listón, créeme, está muy alto).

También quiero agradecer a Celestino Martínez que se haya prestada a poner la voz (y el editaje) de mis episodios de podcast, a Ana Reyes, que ha puesto la voz del presente contenidos, y de algunas personas más que vendrán (sorpresa, sorpresa).

Ya, ¿Y qué pasa con las restantes 98 maneras estúpidas de celebrar un aniversario?

Te propongo algo: ¿Te ha pasado alguna vez algo fuera de lo corriente en un aniversario tuyo? ¿Te atreves a compartirlo? Si es así, te invito a hacerlo en los comentarios de este post, ya que si lo haces en redes sociales seguro que me pierdo la mitad.

Si consigo reunir 99 maneras estúpidas de celebrar un aniversario, me comprometo a editar un ebook y publicarlo. Por lo menos, reiremos. 

Te envío un gigantesco abrazo!

Bueno y aquí tienes un podcast artesano, con la voz de Ana Reyes y el editaje de Celestino Martínez: En iVoox, Apple Podcast, Spotify y Google Podcast

Stock Photos from mapman / Shutterstock

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8 comentarios en «99 maneras estúpidas de celebrar un aniversario»

  1. Hola amigo. Lo primero, un beset. Y adelante, que haces mucha falta.

    Y después, mi historia.

    El 16 de agosto de 2021 teníamos ya el coche cargado para disfrutar de nuestras vacaciones en familia. Carlota, mi hija pequeña, se levantó regular y el padre la llevó a urgencias mientras yo terminaba de cerrar maletas…

    … pero no nos fuimos. Positivo en Covid y diez días de confinamiento.

    Deshicimos maletas y las volvimos a hacer trece días después. Sí que hubo vacaciones pero…

    Fueron unos días estupendos en el País Vasco y Francia. Y el día 6 regresamos porque el día 8 ya empezaban las clases.

    Ese día volvió a levantarse malucha. Ganglios inflamados. Fiebre. ¿Recovid? No, la pcr salió negativa. Carlota no pudo empezar las clases. Decidieron dejarnos ingresadas por seguridad, porque no se sabía qué pasaba.

    Y menos mal. El domingo 11 de septiembre nos la bajaron a la UCI y la conectaron a todas las máquinas posibles. Tensión de 7-3 y riesgo de que entrara en coma.

    El mundo se nos vino encima. Y sin saber qué pasaba. Pasamos diez días en la UCI por un síndrome multisistémico post covid en niños sanos. Una infección en el sistema circulatorio que hizo que cayeran a plomo el resto de órganos.

    Sanitarios y personas con batas de todos los colores salvaron a nuestra Carlota y a nosotros, que aprendimos de golpe que a veces la vida tiene otros planes aunque no nos paremos a pensar en ello.

    Lo conté en mis redes para normalizar la enfermedad y sobre todo, la enseñanza: el covid no es sólo el covid. Son las secuelas que vienen luego.

    Volvimos a casa justo a tiempo de celebrar el cumpleaños de su hermana el 18 de octubre. Y ese día sí que hicimos fiesta por todo lo alto. Celebrábamos la vida.

    Igual pasará contigo. Volverás a París y será mágico.

    Te mando un abrazo enorme. Cuídate mucho ❤️

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    • Me has dejado de piedra, Sandra. Cuando de trata de pequeños (y más si son los tuyos) la sensibilidad se multiplica por mil. Hay como una ley no escrita que nos dice que los niños no pueden enfermar. Gracias por re-compartirlo, y me alegra que haya acabado bien! Un fuerte abrazo a ti y otro a la prota, Carlota, la luchadora!

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  2. Gracias Guillém por este post que me parece tan necesario. Espero que tengas una buena y pronta recuperación.

    Gracias también por invitarme a compartir mi experiencia.

    El pasado 11 de julio se cumplía el 50 aniversario del día que mi madre dio a luz a mi hermano mayor y ese mismo día inesperadamente se nos fue al cielo.
    Media hora antes de quedárseme entre los brazos me dijo: “que Dios te de el cielo por este día que me has regalado”
    Esa fueron casi sus últimas palabras, se fue de este mundo dando gracias, se fue amando y desde entonces mi corazón está dividido entre la pena y el agradecimiento.

    Al día siguiente era el cumple de su ahijado y el día de su entierro fue un martes y 13. Fechas que quedarán para siempre en el recuerdo.

    Un abrazo Guillem, todo pasará!

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    • Hola Mary. Sí, a pesar de la tristeza del momento, dudo que tu madre hubiera elegido un lugar y día mejor para dejar este mundo. Supongo que si algún día me preguntan cómo quiero irme, elegiría un momento así, en el recogimiento del hogar y al lado de mis seres queridos.
      Recibe un fuerte abrazo y mi agradecimiento por compartir este relato!

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  3. ¡Hola, mi querido amigo y colega Guillem!

    Este post «suena» a renovación de la manera que tenemos los humanos para decir sobre nosotros mismos y los hechos que nos ocurren. Toda una cronología, detallada, precisa, muy bien escrita, con el buen humor y la fina ironía que te definen. Pero a mi juicio, le falta algo que obviamente tú no dirás; pero yo sí, y podrían decirlo muchos de los amigos que te conocen desde mucho antes que yo, y te han acompañado en este y otros procesos. Hablo de la enorme FORTALEZA DE ALMA, de MENTE y de OTRAS COSAS, que hace falta para escribir así sobre un proceso tan duro como el que has estado y aún estás viviendo. Porque ese «tal» staphilococcus aureus es y representa UN TREMENDO PROBLEMA: yo conozco un poco a ese individuo. Y lo estás enfrentando como los grandes, Guillem: a lo grande. Y así lo vencerás, le patearás «aquello» 99 veces, pa’ que le duela y no intente regresar.

    Pido bendiciones a Dios para ti y tu familia, para quienes te rodean en el hospital, para quienes están allí cerca de ti, y cómo no, para quienes estamos acá, también cerca, elevando cada día (como todos) una oración por ti, y procurando que el excelente nivel de tu trabajo bloguero dominical no desmerezca mucho durante las semanas que estarás en bata blanca. Es un honor infinito tener el privilegio de que a mi nombre, en tu trabajo, le acompañe y lo ilumine la palabra AMIGO.

    Gracias, Guillem. Sánate y retorna pronto, pero no demasiado pronto. Tómate tu tiempo. La retaguardia está cubierta, y de todas formas, tú sigues participando, jajaja. Un abrazo.

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    • Hola Vladimir!

      Me gusta eso de «renovación». La verdad es que me animaste a compartirlo y finalmente me hice las tres preguntas de rigor 1- ¿aportará algo a alguien? 2. ¿me aportará algo a mí? 3. ¿herirá alguna sensibilidad? Y siempre que obtengo un Sí + Sí + No, echo p’alante.

      Gracias por atribuirme una fortaleza del alma y la mente que no estoy tan seguro de poseer, siempre reconforta que se vea así desde fuera.
      Un fortísimo abrazo y gracias por participar en mi casa digital!

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  4. Vaya por delante Guillem que este ejercicio es un desafío textual. Resescribir en relato esos momentos críticos que a veces terminan bien, o a veces terminan mal. Me sumo a ello con una sonrisa y una inmersión en la memoria de mis grandes y desastrosos momentos.

    Cada aniversario me llena de presión. Hacer regalos no es lo mío. Suelo llegar tarde, y suele ser mal. Sí, soy de esos que después de 3 décadas de relación satisfactoria no ha conseguido encajar correctamente lo de pensar con tiempo estas cosas, observar, detectar necesidades y acertar. Visto así, que es como me sale, es puro marketing.

    Pero no sirve de nada quejarse, no es algo que tu pareja pueda entender. No hay excusa para alguien que suele acertar y darlo todo en los momentos clave (puf, cada vez son más, el calendario está lleno de ellos, salpicando mes a mes tu tranquilidad en estos frentes).
    El caso es que recuerdo que aquel año estaba especialmente tranquilo y centrado. La convulsion de mi vida estaba a la vuelta de la esquina, pero aún no había llegado a ella.

    Solía celebrar los aniversarios de diciembre con un viaje europeo, una escapada loca de 2 o 3 días a destinos idílicos de la vieja Europa.
    Ese año aposté por Berlín. Comida alemana, cerveza alemana, y esa ciudad otrora comandante de Europa, después arrasada y en los 80 revitalizada con la escena musical. Con ecos de pop, rock y punk, que me sonaban a Bowie, Iggy Pop y a Fisher Z. El destino elegido, aunque frío para ser diciembre.

    Eran los primeros años de la venta de billetes por internet, pero esta vez (ya había acumulado varios errores en este modo de gestión) y decidí hacerlo bien, por la puerta grande; con una agencia de viajes.

    Fui con tiempo, lo expliqué bien, hotel ni caro ni barato, directo desde Valencia . Todo calculado. Allá que me fui unos días antes a recoger los billetes.

    Llegó el día del aniversario y saqué mi regalo: una bonita tarjeta de “FELIZ ANIVERSARIO, BERLÍN NOS ESPERA. PREPARA LAS MALETAS QUE MAÑANA NOS VAMOS”. La sonrisa y la cara de sopresa de mi mujer valió la pena.

    La mañana siguiente madrugón. Los viajes y los aeropuertos me estresan mucho. Más tarde sería mucho peor, pues esta historia no fue la última de mis GRANDES ERRORES, (GUIA DE CÓMO NO PREPARAR UN VIAJE). Entramos en el aeropuerto abrigados comos osos y con las maletas a punto.

    Me acerqué al panel de SALIDAS. No aparecía en destinos BERLÍN. “No pasa nada”, le dije a mi mujer. “debe ser un error”. Me acerqué a quien se encontraba en el mostrador de información y le dije:
    – Buenos días, debe haber un error. Tengo un vuelo para Berlín a las 09:00 y no aparece en en el panel.
    – No se preocupe, me dijo ¿Me deja verlo?

    Se lo enseñé cual justificante. Su cara cambió de color, me miró de abajo arriba y con algo de temblor en su voz (entre risa y lástima) me dijo lo peor que podía haberme dicho:

    – Perdone Señor, pero este vuelo salió ayer. Mire su billete.

    Efectivamente el día era el de ayer. No puede ser, a mí no, a mi mujer menos.
    Mi mujer me miró con una cara que después de tantos años aún no he sabido descifrar. Se dio media vuelta, se sentó en un banco y me dijo:

    – No pasa nada cariño. Haz lo que quieras pero tú y yo vamos a coger un avión a donde quieras antes de 2 horas. Así que tú verás, yo espero. A mí a casa no me devuelves.

    Y sentada se quedó.

    En esos momentos uno se quiere morir, pero no ayudaría en nada. Hay que centrarse, asumir el problema, buscar soluciones, tomar decisiones, ser imaginativo, y sobre todo no perder la calma.

    Era muy pronto y las ventanillas de agencias de viajes estaban cerradas, toqué en todas las puertas y al final una se abrió. Un ángel en forma de zafata se me apareció y después de decirme “no pasa nada, esto se arregla…. Por 500€ por persona….”

    No sé bien cómo pero ese ángel consiguió meterme en el avión y el cargo nunca llegó a mi tarjeta.

    Toda la tensión pasó al llegar a Berlín. El recuerdo de lo poco que me preocupo, de lo desastre que soy, de que no me fijo en nada… perduró varios años. Con el tiempo, aquella mañana de terror se ha convertido en un recuerdo adosado a una sonrisa.

    ¿Qué nunca debería volver a pasar? No, pero volvió a pasar.. y peor al año siguiente, pero esa es otra historia.

    Gracias Guillem, y a todas y todos los que acumulan desastres en sus aniversarios. Esos nunca se olvidan.

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    • Hola Pablo, como dice la canción de Gloria Estefan, “No hay mal que por bien no venga”. A pesar de los momentos de estrés, como dices, siempre queda el recuerdo con una sonrisa. Pablo, veo que tenemos muchos puntos de coincidencia. El tema regalos siempre ha sido un calvario para mí, es un tema de estrés profundo. Y también soy despistado. Gracias por tu maravillosa historia, dale un abrazo a tu mujer de mi parte y recibe otro tú!

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