La historia se repite. Parece que Apple no levanta cabeza sin Steve Jobs.
Primero fue el osado John Sculley quien en 1985 despidió al fundador de la compañía, Jobs, solo un año después de haber lanzado el Macintosh, el ordenador que revolucionaría el mundo de la informática y del diseño. Las cosas empezaron a tambalearse en Apple, mientras Jobs fundaba Pixar y NeXT Computer.
Con una Apple en declive, Jobs volvió a la compañía 12 años más tarde, en 1997. Hizo crecer la compañía hasta convertirla en el primer valor bursátil del mundo. Su energía innovadora le llevó más allá de la informática, y promovió el lanzamiento de iTunes, el iPod, el innovador iPhone y la 1ª tableta del mercado, iPad.
Luego fue él mismo quien renunció a ser CEO de Apple en 2011 en favor de Tim Cook, debido a lo avanzado de su enfermedad. En octubre de ese mismo año Steve Jobs murió.
Desde la óptica del personal branding, Jobs era un apasionado de la innovación y un trendsetter. El interface de su MacOS fue plagiado por Microsoft con la primera y posteriores versiones de Windows. Pero cada uno de los «inventos» de Apple ha sido plagiado a gran escala por multitud de marcas. Los casos más evidentes son los del iPod, el gran reproductor MP3 que abrió una nueva vía en el mercado de la música.Pero si algún «device» ha sido plagiado ha sido el iPhone. No hay marca que no incluya en su gama alta dispositivos táctiles de gran pantalla e interface gráfico «amigable».
La desaparición de Jobs ha tenido un primer efecto discutible: Tim Cook decidió repartir dividendos tras el ejercicio de 2011, cosa que nunca había hecho Jobs. Jobs reinvertía, reinvertía, investigaba, creaba, fomentaba nuevas ideas. No es que no le importaran sus accionistas. Él pensaba que suficiente premio tenían con la revalorización regular de sus acciones.
El primer gran lanzamiento de la era Cook, el iPhone 5, ha «pinchado», no ha tenido la acogida ni el éxito de las versiones anteriores. Por si fuera poco, el iPhone 5 ha cambiado las características del conector, para cabreo mayúsculo de los usuarios de versiones anteriores. Pero quizás lo peor del iPhone 5 es que, por primera vez, no supera a los dispositivos de gama alta de Android, su gran competidor made in Google. Cook no debe olvidar que, a pesar del atractivo de la marca Apple, el consumidor no es tonto, y que a la larga si no hay un beneficio mayor que la imagen de marca los dispositivos de Apple dejarán de ser el objeto del deseo.
¿Será éste el principio del fin? ¿No existe en el mundo un delfín que pueda tomar las riendas de Jobs en Apple? ¿Qué haría ahora Jobs si el cáncer no se lo hubiera llevado?

Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
En cualquier caso han demostrado ser una compañía de chichinabo de la que no te puedes fiar. Un día sacan un software determinado y al siguiente toda la morralla actual que ofertan en la tienda virtual. Quien es ahora la mierda estirada?
No acostumbro a responder a trolls. Utilizar como definición de Apple «compañía de chichinabo» es ponerse una venda y no darse cuenta de que hablamos de la 1a compañía en valorización bursátil del mundo. Es posible que cuando escribí el post no estuviera pasando por su mejor momento, pero lo cierto es que se muestran fieles a su filosofía de innovación.