Aportar valor es sumar. Importar es llevarlo a largo plazo

A veces me preguntan por el título del libro “Si no aportas, no importas”. Ya sabes, de dónde salió, qué significa exactamente, por qué elegí un titular negativo…

Pues hoy lo explico, porque tiene más pólvora de lo que parece a simple vista. 

Aquí tienes un vídeo-resumen de 1 minuto:

Si prefieres escucharlo, aquí tienes el episodio 91 de Todo deja Marca en iVoox, Apple Podcast, Google Podcast o Spotify.

La pesadilla de poner título a un libro

Creo que todos los autores de libros, canciones, discos,… han tenido noches en vela hasta dar con el maldito título. 

Hay personas que recurren a sus círculos de confianza para asegurarse de tener un buen título. Y es una buena idea. He estado en más de un grupo de Whatsapp o chat de LinkedIn para echar una mano a un autor. 

Lo mío con “Si no aportas, no importas” vino más rodado, puesto que ya lo había utilizado como título de conferencias y talleres. Así y todo, te confieso que no fue mi primera opción como título de libro. 

¿Por qué la palabra “importar” es importante?

La semana pasada refería a la pirámide de Maslow en el post Un propósito: Inspirar ideas, transformar vidas, ayudar a dibujar futuros. Y aquí la recupero por la necesidad humana de trascender, muy en lo alto de la pirámide. 

Leo en lamenteesmaravillosa.com que “Trascender, ir más allá de lo aparente y convencional para alcanzar conocimientos más amplios, libres y enriquecedores. Este es el último estadio del desarrollo humano según Abraham Maslow, una fortaleza psicológica que todos deberíamos desarrollar.”

Y trascender no es otra cosa que importar. Puedes aportar y generar un impacto positivo en alguien, pero importar o trascender es mantener esa línea de impacto en el tiempo, cosa bastante difícil. Es decir, aportar valor es sumar. Importar es llevalo a largo plazo.

Cuando alguien te gusta significa que tienes momentos gratos. Cuando te importa significa que esa persona debe estar muy presente en tu vida.

Las marcas lo intentan, pocas consiguen importar

Mi buen amigo y experto en marca Iván Díaz, el del blog de Branzai, ha dicho en ocasiones que una marca es aquello con capacidad de importar a alguien. Totalmente de acuerdo. Árdua tarea, ya que requiere un esfuerzo extraordinario, constante pero cambiante, coherente y muy ajustado a una plataforma de marca sólida. 

Y ahora te lo digo de otra manera. Muchas personas lo intentan, pocas lo consiguen. Importar es servir a un propósito relevante para un segmento de personas que has definido y llegar al tuétano. 

Si te pregunto ¿cuántas personas te importan? posiblemente te remitas al ámbito familiar o de amistades muy arraigadas. Pero ¿aparecerá por ahí alguien del ámbito profesional? ¿alguna marca comercial? ¿novelistas, artistas, …?

La trascendencia es la esencia primigenia que nos diferencia del resto de especies

Viktor Frankl

Tipos de trascendencia

Abraham Maslow nos habla en su libro The Farther Reaches of Human Nature de cuatro tipos de trascendencia: la del ego, la cultural, la del pasado y la del dolor. Aquí me refiero especialmente a la trascendencia del ego. 

En este caso, significa mucho más que desactivar el narcisismo y egoísmo tan arraigados en nuestra sociedad. Implica trabajar en uno mismo para aportar, para ser útil a los demás, para importar, trascender y dar siempre lo mejor de sí al resto. Es también, saber estar en armonía con todo lo que nos envuelve, incluida la naturaleza.

Importar va más allá de ser importante 

Cuando importamos, extendemos los efectos positivos de nuestra vida a otros. ¿De qué manera decidimos influir en los demás? 

El ser humano, a cualquier edad, es capaz de vivir significativamente, de trascender, de importar..

Esa obsesión de evitar las expresiones negativas

“No estamos sino al servicio de la creatividad, las ideas y la innovación” rezaba un viejo cartel que rondaba por la agencia J. Walter Thompson. Pensarás ¿y no era mejor decir sencillamente “Estamos al servicio de la creatividad…”?

Pues no. La frase afirmativa a menudo cae en la obviedad. Si te digo “Si aportas, importas” pensarás, pues sí, de acuerdo, pero posiblemente no te lleve a reflexión. 

Los adverbios de negación, las frases negativas tienen, en contra de lo que dicen los grandes coach y positivistas misterwonderfulianos, el poder de llevar a la reflexión. “Si no aportas, no importas” te lleva a reflexionar sobre tu propuesta de valor. “Si aportas, importas” no te invita a hacerlo. 

Recuerdo el día de la firma del contrato con la editorial. Me pidieron si podía positivar el título. Tuve que ceder… pero no lo hice en la portada, acepté hacerlo en la contraportada. 

Como sabes si has leído mi “bio”, tengo ADN publicista. Y te puedo asegurar que las campañas que más han pegado y que provocaban acostumbraban a llevar alguna negación. “No me compres, no me leas” decía el cierre del anuncio del lanzamiento del diario “The Independent”. 

Quiero dar las gracias a mi amigo y colega Enrique F. Brull por ilustrar tan bien el título de este artículo “Aportar valor es sumar. Importar es llevalo a largo plazo” con su estilo inconfundible.

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