Hace algún tiempo participé en un artículo de Alicia Pomares junto a mis colegas Jordi Collell y Cèlia Hil titulado De luciérnagas a estrellas refulgentes. No trataba intrínsecamente sobre la conformidad social, pero sí sobre el conocido como “síndrome de Solomon Asch” una patología derivada del Experimento de Asch. Dicha patología podría resumirse como el miedo a la diferencia.
Solomon Asch (1907-1996) fue un psicólogo polaco-estadounidense mundialmente conocido y prestigioso debido a sus trabajos pioneros en psicología social
Hoy abordo la razón principal del Experimento de Asch, la conformidad social.
¿Qué es la conformidad social?
En una definición sencilla, la conformidad social trata de los individuos de un grupo social que cambian su comportamiento, opiniones y actitudes para encajar con las opiniones del grupo.
Muchas veces, y de forma inconsciente, “relajamos” nuestro criterio para no nadar contra corriente y evitar posibles conflictos. Y eso no parece ser algo que suceda ocasionalmente, sino que parece estar instalado en un ámbito cercano a lo cotidiano.
En una definición más completa, los psicólogos García Sáiz y Gil Rodríguez, autores de “Procesos de Influencia Social.” (Ed. Pirámide) matizan:
“Podría hablarse de conformidad por comisión (actuar en la línea en que presiona el grupo), y por omisión (no actuar de una forma determinada debido a que el grupo no lo aprueba). Por tanto, resulta más apropiado emplear el concepto de congruencia con el grupo, en lugar de movimiento”.
El experimento de Asch
Asch realizó un conjunto de experimentos relacionados con tareas de identificación visual. La tarea propuesta era francamente sencilla: los sujetos debían indicar cuál de las tres líneas de una cartulina tenía igual tamaño a la que figuraba como modelo en otra cartulina.
Esta tarea se hacía en grupos de hasta 9 personas, y todas, a excepción de una (sujeto experimental y a la vez «sujeto ingenuo»), eran cómplices del experimentador. Los cómplices estaban instruidos para contestar de forma correcta en los dos primeros ensayos y responder de forma incorrecta y unánime en los restantes (en los doce ensayos críticos), los cuales estaban intercalados por otros cuatro ensayos en los que los cómplices contestaban de forma correcta. Los sujetos debían expresar sus juicios en público siguiendo el orden en el que estaban sentados. La posición del sujeto experimental, colocado en el puesto penúltimo, le permitía conocer las opiniones de la mayoría de los miembros del grupo antes de dar su respuesta.
Aquí se explica en el vídeo:
Los resultados
Los resultados obtenidos fueron sorprendentes, incluso para el propio Asch. A pesar de que la tarea era muy sencilla se produjo conformidad social, de forma que los sujetos experimentales dieron respuestas incorrectas en una tercera parte (36,8 por 100) de los ensayos críticos, lo que no ocurría prácticamente nunca si realizaban la tarea en solitario (grupo control) y, por tanto, sin conocer las opiniones de los demás.
La mayor parte de los sujetos señalaban que se habían dejado llevar porque consideraban que la mayoría estaba en lo cierto, y que ellos estaban equivocados debido a que no habían entendido bien las instrucciones o a que su agudeza visual no era buena.
Sólo un sujeto de los que siguió el criterio de la mayoría creyó que las respuestas eran correctas.
En un nuevo experimento sobre conformidad social en formato show televisivo se mostraron muestra resultados idénticos:
Un pequeño número era consciente de que las respuestas eran incorrectas, pero contestaron siguiendo a la mayoría para no encontrarse solos o mostrarse diferentes.
Marca personal y la diferencia relevante
Como dice mi profesor, el psicólogo social Dr. Ricard Faura, “En la conformidad social no es tan solo vergüenza lo que manifiestan las personas, es una profunda duda del propio criterio ante el consenso colectivo”.
Nos conformamos para no mostrar públicamente la diferencia. Este es el hecho. Desde la perspectiva de marca personal, el no mostrar la diferencia nos convierte en borregos autómatas. Pero vigilemos con ser diferentes sin más…
Yo apelo a la diferencia relevante. Cuando trabajamos la propuesta de valor personal siempre nos preguntamos ¿por qué nos deberían elegir a nosotros? Y la respuesta 1 es porque podemos resolver un problema o satisfacer una necesidad. Y la dos es porque lo hacemos de una forma distinta. Una y otra respuestas se complementan, se necesitan.
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Novedades (Integra Personal Branding)
Aunque la noticia se produjo hace varios meses, te informo que tengo el honor de ser consultor de marca personal y socio de Integra Personal Branding, la agencia más importante de personal branding de México y América Latina.
Ya llevamos colaborando juntos con Nancy Vázquez y Alan Urbina, socios fundadores, hace un tiempo, y ahora parte de mi trabajo será ayudar desarrollar en México y LATAM el área de personal branding corporativo (Executive Branding, Personal Branding para equipos y programas de Employee Advocacy).
Nuestra próxima colaboración es en la República Dominicana del 29/5 al 9/6. Ahí trabajaremos en varios talleres sobre Personal Branding y Employee Advocacy para el Banco Popular y RE/MAX. También damos dos conferencias en abierto sobre storytelling y social selling, en el marco de la #BrandingWeekRD, todo coordinado por Quifer Consultores (+ anabel@quiferconsultores.com).
Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
Le felicito por este interesante artículo sobre el comportamiento del grupo, un claro espejo de lo que acontece en nuestra sociedad desde tiempos muy remotos. Había leído antes sobre el ensayo de Asch, pero lo atribuía más al miedo a la diferencia que al de la soledad o el aislamiento, que es la lectura que se deriva con mayor énfasis.
Saludos cordiales,
Ricardo
A mí me pasó lo mismo, Ricardo. Yo lo conocía como «síndrome de Solomon» asociado al miedo a la diferencia. Una lectura a fondo del experimento me permitió saber que trata sobre conformidad social, miedo a quedarse aislado socialmente…
Gracias por tu feedback!