El primer título que tenía para este artículo era ¿debo pedir perdón por tener 60 y seguir trabajando con pasión? Pero me gusta más la forma final: Cuando hay propósito, no hay edad, y aquí te pongo algunos ejemplos y casos reales que espero te ayuden a entender el nuevo título.
Si tienes poco tiempo, aquí tienes un resumen en vídeo.
Y aquí tienes la versión en Podcast en Todo deja Marca , episodio 76, en iVoox, Apple Podcast y Spotify.
¿A qué edad se considera a una persona como “sénior”?
Depende para qué. En el mundo laboral, se trata de profesionales que superan los 55. La realidad, sin embargo, es que a los 50 empiezan las miradas amenazantes.
En Estados Unidos, por ejemplo, sénior es una denominación habitual de las personas jubiladas. Así que Joe Biden (78), actual POTUS (President Of The United States), es un veterano, pero no sénior.
Dice Prudencio López que la madurez (para él la ostentan personas +45), desde una perspectiva de desarrollo, es la fase más importante de una vida. Pero no todo el mundo piensa así…
La gran contradicción del edadismo
Quienes despiden o prejubilan a profesionales sénior acostumbran a ser grandes directivos sénior. Se repite la máxima del comediógrafo latino Plauto (254-184 a. C.) “El hombre es un lobo para el hombre”. Y una gran contradicción, si el despedidor es bueno para su cargo, ¿por qué el despedido no lo es?
La estadística va contra el sentido común. Hace pocas semanas, en este mismo espacio, mi colega y experta en talento sénior Cèlia Hil hacía referencia a un informe de la Fundación Adecco: más de la mitad (52%) de los reclutadores, descartan los currículums de los mayores de 55 años de forma automática. ¿Sabes cómo se llama a eso? Edadismo, discriminación por edad (y sí, también afecta a los jóvenes).
El caso de Matilde, 70 y no quiere dejarlo
Matilde trabaja desde que inició su carrera profesional en una empresa del sector farmacéutico. A los 65 le tocaba jubilarse, pero solo de pensarlo, sintió un vacío. Ella disfrutaba trabajando, disfrutaba con las personas de su empresa. Y además se sentía útil, llena.
Estuve almorzando con ella, sentía verdadera pasión por su trabajo… tras cerca de 50 años ahí. Planteó a la empresa la idea se seguir activa. La empresa aceptó (te daré una pista, no es una empresa de matriz española). Y Matilde sigue ahí, pero no viendo pasar el tiempo, sino trabajando con la misma fuerza que cuando tenía 30, pero con el doble de conocimiento.
El mismo día que conocí a Matilde, y en la misma empresa, conocí a una chica, recién graduada, en su primer día de trabajo, con 22 años. ¡Qué envidia de empresa!, cuidan a los que empiezan y a los que saben… Cuando hay propósito, no hay edad, prejuicios ni sesgos.
Enrique tenía claro que cuando hay propósito, no hay edad
Pronto se cumplirán cinco años desde que un maldito tumor cerebral se llevó muy prematuramente a uno de mis mejores amigos, el humanista experto en branding y arte Enrique Rueda Salgado, más conocido como @doctorbrandorg.
Enrique era un blogger habitual y obligado en Soymimarca, y recuerdo uno de sus posts de título “Tú decides cuándo vales”, que te recomiendo leer. Fíjate bien en el título, no dice “cuánto” sino “cuándo”.
Ahí Enrique explica dos casos que demuestran la poca importancia de la edad para la creatividad absoluta:
- El pintor y escultor renacentista Michelangelo Buonarroti esculpió «La Piedad» con sólo 23 años
- El escritor “Nobel” José Saramago saltó a la fama con “Ensayo sobre la ceguera”, publicada a los 73 años
Cuando hay propósito, no hay edad para creer, para crear.
El texto de Fidel, para enmarcar y mirar varias veces al día
Perdón.
Pido perdón por llevar más de treinta años ganándome la vida bastante bien haciendo que mis clientes se ganen la vida bastante bien. Por haber hecho cientos de campañas en todos los medios y formatos para todo tipo de marcas y clientes. Perdón por haber vivido tantas experiencias en el mundo de la comunicación y la publicidad. Por haber ganado premios, publicado libros o escrito miles de anuncios.
Pido perdón en nombre de Picasso, por pintar el Guernica a los 56 años. En nombre de Cervantes por publicar el Quijote a los 58 años. En nombre de Nicanor Parra, que seguía escribiendo sus antipoemas a los 101 años. Incluso en nombre de Leon Tolstoi, que aprendió a montar en bicicleta a los 67 años.
Pido perdón en nombre de Clint Eastwood, Woody Allen o Ridley Scott por seguir haciendo cine cumplidos los 80 años. Y en el de Luis Gordillo y Antonio López que, octogenarios, aún nos deslumbran con sus cuadros. En nombre de Rafael Moneo, Frank Gehry o Norman Foster. En nombre de Botero o Plensa. En nombre de Dan Brown, Stephen King, Aruki Murakami, Juan José Millás, Rosa Montero, Isabel Allende o Javier Marías. En nombre de Pedro J. Ramírez, Juan Luis Cebrián, Antonio Caño o Jordi Juan. En nombre de Mike Jagger, de Vivienne Westwood, de Bob Dylan, de Patti Smith, de Serrat y Sabina…
Pido perdón en nombre de todos ellos por ser demasiado mayores y seguir creando películas, cuadros, edificios, esculturas, libros, periódicos y canciones.
Pido perdón por tener 60 años y seguir siendo creativo publicitario.
Brutal. Si quieres felicitar a Fidel del Castillo, navarro de pura cepa que habita en Barcelona, amigo, creativo y redactor de los mejores, aquí tienes su publicación en LinkedIn. Cuando hay propósito, no hay edad para seguir redactando textos que llegan al alma.
La vida de Laura, quizás quien más ha hecho por explicar la “madurescencia”
Laura Rosillo define la madurescencia como la crisis que se produce en la mediana edad cuando nos preguntamos si todo lo vivido hasta ahora es todo lo que la vida nos ofrece y decidimos iniciar un proceso de transformación en busca de nuestro propósito vital.
La primera vez que oí términos como “edadismo”, “Age management”, “reskilling”, “upskilling”, “profesionales perennes” y “madurescencia”, entre otras, fue a Laura.
Hace pocos días coincidí con Laura en la presentación del “Libro de la inteligencia colectiva” (Amalio Rey, Almuzara Libros, 2022). Yo estaba con Eva Collado, y preguntamos a Laura en qué proyectos andaba metida.
Laura dijo que la pandemia le dio la excusa para jubilarse, pero Eva y yo sabemos que eso no va a pasar. Basta con echar un vistazo a su perfil en Twitter para saber que está activa y bien activa. Sigue su blog, es una joya. Cuando hay propósito, no hay edad para seguir aprendiendo.
La fuerza de Luis, con 80 y emprendiendo
Conocí a Luis Bassat el día que entré a trabajar en su agencia, el 6 de octubre de 1991, día que el publicista cumplía 50. Hoy tiene 80, y aunque ya no preside la agencia Ogilvy España, su actividad es frenética, especialmente en su actividad como escritor y galerista.
En noviembre 2021, la Universitat de Vic le otorgó un doctorado Honoris Causa. Me invitó a acompañarle, desgraciadamente ese día yo daba una formación de embajadores de marca en una empresa que Luis conoce muy bien. Me preguntó si yo aún trabajaba cerca de la antigua agencia. Le dije que sí y me habló de vernos para ver si podríamos compartir algún proyecto. Cuando hay propósito, no hay edad para emprender.
Acabo mis reflexiones recordando eso que dicen por ahí, que los 50 son los nuevos 30. Y te pregunto ¿qué son entonces los 60, 70, 80, 90 cuando hay un propósito detrás?
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Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
El FUTURO es SENIOR querido Guillem 😉
Gracias por citar el post que hice para #ColaborandoConGuillem y por contribuir a Poner en Valor al Talento Sénior.
Vivimos cada vez más años y con mejor calidad de vida. Creo que es momento para que toda la sociedad rediseñemos cómo queremos vivir esta años y dejar de valorar al +50… con etiquetas que hoy estan obsoletas.
Como digo en mis conferencias «Pasemos de preocuparnos por la vejez a diseñar nuestra longevidad.»
Me quedo con tu eslogan, Cèlia, “El futuro es Sénior” y añadiría “…incluso para un júnior”.
Abraçada gran!
La edad cronológica es solo una variable, una señal recordatorio de lo que has dejado atrás o tienes por delante. Es un factor carente de sentido en una vida vivida con sentido. Si no hay propósito consciente, la edad si que puede ser una variable fatigosa, cansada, pusilánime o añorada.
Si las ganas, la ilusión, la alegría, la satisfacción o el valor aportado existe en la actividad profesional, la edad solo es una valla que algunos sin vida se empeñan en colocar en sus vidas, o en la de otros, para tumbarse a llorar por lo bien que otros se lo pasan en sus profesiones.