Confieso que nunca he creído demasiado en eso de las primeras impresiones. Frases del estilo “nunca tendrás una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”, o “la cara es el espejo del alma” se me antojan banales en el contexto de la gestión de marca, ya sea corporativa o personal.
Y una de las razones de no creer es que no parecía haber evidencia científica que demostrara tal nivel de fugacidad en la sensación de juzgar en pocos segundos. Por tanto, todo quedaba en una suposición estética.
Hace algunos años oí hablar por primera vez de psicomorfología, una técnica muy utilizada en recursos humanos que permite con una simple fotografía que un psicólogo especializado pueda trazar un perfil del candidato y extraer rasgos de personalidad. Pero aunque se hayan escrito libros y tratados sobre el asunto, lo cierto es que el nivel de precisión es bajo, y que muchas veces los patrones engañan.
La clave está en la confianza
Yendo más allá de creencias y subciencias, hace pocos días topé con un artículo de Business Insider que iluminó mi forma de entender la llamada “primera impresión”. Según el artículo, la psicóloga y profesora de la Universidad de Harvard Amy Cuddy sostiene que una primera y rápida impresión consigue determinar el nivel de CONFIANZA y en menor medida el nivel de COMPETENCIA. Eso me gusta, eso justifica una aceptación o rechazo en la primera impresión, especialmente la confianza.
Los niños lo tienen claro
¿Recuerdas cuando tenías 5 o 6 años que en una reunión familiar seleccionabas a quién querías saludar y de quién preferías huir? Sí, es puro instinto, pero no basado en criterios estéticos o de agradabilidad sino basados en la confianza. En esta persona confío, luego me acerco a ella sin miedo; en esta no confío, prefiero obviarla. Si la primera cuestión se refiere a si puedes confiar en alguien, la segunda –según Cuddy- referida a la competencia es si esa persona te infunde RESPETO.
Eso no es una opinión, se trata de conclusiones de estudios a lo largo de más de quince años por parte de un grupo de psicólogos, y ciertamente me hacen pensar que la primera impresión no juzga lo guapos o feos que seamos, juzga si inspiramos confianza y respeto.
Tu marca comienza por la confianza
Esta afirmación quizás tenga más sentido visto lo visto en el artículo de Business Insider y en un fantástico TED de la misma Amy Cuddy (muy recomendable). El primer juicio, en décimas de segundo, se basa en confianza y respeto.
¿Por qué insistimos tanto en colocar las fotografías en nuestro perfiles?
Porque la ausencia de fotografía equivale a un juicio negativo, falta de confianza y respeto. La segunda cuestión sería si podemos “manipular” una fotografía para inspirar mayor confianza. Posiblemente no, pero sí pienso –y en esto estoy muy de acuerdo con la especialista en imagen para marca personal María A. Sánchez– que podemos eliminar elementos de distracción para que las personas vean en nosotros lo que queremos que vean, sin más.
Un caso real
En formaciones explico a menudo una anécdota referida a una fotografía que utilicé durante algún tiempo, tanto offline (el dorso de tarjeta de visita) como en Internet.
Quizás porque de joven tenía pinta de niño, siempre había procurado aparecer en las fotografías con rictus de cierta seriedad. Recuerdo los maravillosos retratos de Alberto Schommer que lograban transmitir la marca del personaje de una forma cautivadora, fría, implacable.
Pero lo que pasó con la fotografía de la que os hablo (la de la izquierda) es que al parecer transmitía una imagen de poca confianza sobre mí. Así me lo hizo saber un cliente tras charlar unos minutos con él al conocernos y superar así la primera impresión. Me confesó que a priori esperar entrevistarse con cualquier otro colega antes que conmigo, y basaba su expectativa en mi fotografía de perfil.
Sin pensarlo dos veces, cambié la fotografía por otra realizada durante la misma sesión, un retrato que transmite mejor cómo soy. Ahora, casi cinco años más tarde, y gracias a las conclusiones de Amy Cuddy, puedo saber qué pasaba con esa primera fotografía: no inspiraba confianza.
Conclusión
- Vigila con lo que transmites. Si lo que eres y lo que transmites no coinciden, debes darle importancia a esa primera impresión para que haya match.
- Acude a un fotógrafo profesional, pero si es posible a alguien que te conozca, que sepa cómo estás hecho por dentro. Un fotógrafo, por defecto, puede buscar tu lado bueno, pero a menudo el criterio estético impera sobre cualquier otro.
- El briefing sólo puede ser uno: explica al o la fotógrafo que quieres transmitir confianza.

Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
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