Lo que en su momento fueron los libros de autoayuda se ha convertido hoy en un fenómeno viral que parece no tener fin. Existen títulos de todos los colores y de todos lo sabores y para todas las dolencias, las del alma y las de los huesos. Si tuviéramos que hacer caso de todos los consejos que nos dan estos este tipo de libros posiblemente seríamos candidatos al premio Nobel de La Paz o a ser canonizados por la Santa Iglesia.
Inspirarse está bien, pero sin exagerar ya que al final podemos llegar -perdón por el símil facilón- a expirar de tanto inspirarnos.
Las personas que nos dedicamos profesionalmente a dar consejos (consejeros, consultores, asesores, brujos, escuchadores,…) no podemos confundir el consejo con dictar la vida de otra persona. Imaginémonos un cocinero a que le damos una serie de ingredientes: patatas, aceitunas, atún, algunas verduras, aceite, sal. Con esos ingredientes, ese cocinero será capaz de hacer desde una sencilla ensaladilla rusa hasta un ratatouille pasando por un pisto si es necesario, y ese puede ser el papel o el rol principal de un consultor: saber acompañar a ese cocinero en potencia para que sus recetas tengan valor para sus clientes.
Nuestros clientes suelen tener los ingredientes pero les falta la receta y ese puede ser un punto en el que tengamos algo que decir. Tal vez veáis que sigo inspirado en el entorno gastronómico que inundó mi sentidos el pasado martes en Málaga pero creo que es un buen símil: no hay duda de que con buenos ingredientes y un poco de ayuda podemos llegar lejos, pero también de que con ingredientes tradicionales bien combinados y utilizando la creatividad podemos llegar casi tan lejos o más.
Cada día tengo más claro que el rol del consultor se parece mucho al rol del chef. Disponemos de una materia prima, y de ahí hemos de ser capaces de crear un plato único, exquisito, delicioso. Pero lo que no podemos cambiar son los ingredientes, nos vienen dados, no cambiamos la personalidad, no tratamos de engañar a nadie, la autenticidad es la sal y pimienta de nuestra receta pero los valores y los conocimientos hard y soft son los que nos dan y con esos mimbres debemos hacer cestos, impulsar a crear experiencias.
No podemos pedirle a alguien que odia escribir que abra un blog, ni a alguien que odia su propia voz que se ponga a hacer vídeos. Dejemos que las cosas fluyan, que emanen de su interior.
Quizás por unos días estaría bien quemar los libros de autoayuda y escribir nuestra propia historia
Dejemos que la inspiración nos la dicte nuestro yo interior, quizás por unos días estaría bien quemar los libros de autoayuda y escribir nuestra propia historia: nunca será tan fácil empezar a anotar sobre un folio en blanco.
Herramientas(1)
Existe multitud de herramientas (del latín, ferramentum) que nos pueden ayudar a redactar nuestra historia, un relato alrededor de una propuesta de valor, pero explicado en clave humana. Os daré alguno que me ha servido de inspiración:
- Pasear de madrugada: el silencio, la paz, la meditación, están ahí, a las 6h de la mañana en cualquier sendero que nos permite dejar atrás unos pocos kilómetros. Como dice mi admirado Manuel Hualde, ¿A qué huele el silencio?
- Escuchar música, a ser posible instrumental. Rachmaninov, Bill Evans, Cole Porter, Irvin Berlin, Granados,…
- Leer un libro predecible y aburrido: tu mente se evadirá rápidamente hacia algo que surja de tu interior.
- Hacer fotos: de lo que creas interesante, de lo que pienses que te ayudará a pensar.
- Embobarse viendo llover. Una delicia para la mente.
- Hablar con personas de avanzada edad. Quizás haya pocas cosas tan inspiradoras y sentidas como escuchar la historia de alguien más rico que tu, más vivido, más sufrido.
- Esta es muy dura, pero si te atreves, ponte ante un televisor en pleno prime-time nocturno, preferiblemente en un canal privado. A mi me funciona, desconecto en décimas de segundo y salto a otro tema.
- Supongo que también habrá herramientas 2.0, pero más allá de mi gran favortita, Spotify, no te sé decir gran cosa. Parafraseando a Bruce Lee y su “be water, my friend”, quedémonos con “just be yourself, my friend”. Ya nos llegará el momento de la expiración, entretanto, inspiremos desde nuestros pulmones, nuestro corazón y nuestra tortuosa pero maravillosa mente.
Te dejo este Addagietto N5 de Mahler, por si te ayuda a aflorar algún pensamiento. Quizás te sea familiar: lo utilizó Luchino Visconti en su obra maestra «Morte a Venezia» 1971
(1) Como has podido ver, lo de «herramientas» tiene un sentido irónico. Parece que hoy no haya posibilidad de que nadie lea nada si no hay «herramientas»
(2) Imagen superior: shutterstock.com

Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
E ir en bici contemplando un bello paisaje ! Gran post Guillem
Esa es una gran «herramienta» Joan, y es ideal en este caso ir acompañado de alguien que admire la contemplación de un paisaje como los interiores del Baix Empordà. Gracias por tus palabras, Joan!
Uno de esos momentos «herramienta» que me sirven es pasear contemplando el camino. Es un momento Mindfulness que aconsejo mucho. Gràcies Guillem.
Qué tal Carola? Me encanta eso de «momento mindfullness», resume bien lo que tratamos de hacer en esos momentos de vacío de ruido y llenado creativo.
Arreglar plantas y macetas el domingo, temprano mientras todos descansan…me sirve de sistema para esponjar la mente,dejarla fluir y recrear ideas o pensamientos. Buen post Guillem!
Esos momentos no tienen precio, y sin darnos cuenta nos preparan la mente para toda la semana. Gracias por escribir, Carmen!
La vida no es corta. Somos nosotros los que pasamos muy rápido. La vida ya nos pone suficientes limitaciones para que encima nos las pongamos nosotros.
Todos tenemos sencillas historias nuestras o de nuestro entorno que nos sirven para alcanzar la Felicidad.
Disfrutemos del «ahora» con estas simples actividades que a veces tenemos tan cerca que ni las consideramos.Y a demás no tienen ningún coste.
¡Gran post Guillem!
Gracias Francesc, no puedo estar más de acuerdo en que nosotros hacemos que la vida pase más rápido. Espero compartir pronto esta filosofía contigo para enriquecernos un poco más!
Correr, andar descalza por la arena de la playa, contemplar las nubes, sentarme a tomar el sol con mi vecina de 88 años andaluza y hacernos unas risas… Inspirar el momento presente.
Gracias Guillem por recordar!
Esta acción de la playa pienso practicarla estos días, es tonificante, estimulante, genial… Gracias Vicki por compartirla!
Salir a pasear al perro por la noche: despeja la mente, tonifica la piernas… la compañía de un ser que se limita a acompañarte mientras disfruta de la vida inspira ideas sencillas y claras; que son las mejores…
Cierto Javier, pero creo que además del perro no se limita a acompañarte en lo físico; sabe en todo momento dónde está tu cabeza. Gracias por escribir!