La sentencia digital

Hoy trato algo que seguro has vivido en alguna persona de tu entorno cercano. Un error, una precipitación en una publicación o respuesta  en alguna red social, ha llevado a una sentencia digital inapelable: culpable.

Aquí tienes un resumen en un minuto de vídeo:

Aquí puedes escuchar la versión en Podcast en Todo deja Marca , episodio 80, en iVoox, Apple Podcast y Spotify.

A qué llamo sentencia digital

En el contexto de marca personal, llamo sentencia digital al veredicto rápido y letal de la comunidad online sobre una publicación de una persona con identidad real (no afecta a trolls), normalmente sin tener en cuenta el contexto o la historia de esta persona. 

Lo habitual es que una parte del texto de la publicación de esa persona pueda malinterpretarse, haya un punto de ironía o sarcasmo, o, sencillamente, se trate de un error o precipitación que no define a la persona ni a su historial de comunicación. 

Cómo afecta una sentencia digital

Hay casos y casos, y en líneas generales suelen ser leves. Pero suele afectar a la reputación de la persona “sentenciada”, a veces de manera temporal y otras veces de una manera definitiva. 

No nos engañemos. Alguna vez seguro que hemos metido la pata. Pero eso, en Internet, puede pagarse caro, con una sentencia digital de condena. 

Justo esta semana, mi amigo Celestino Martínez me ha enviado esta noticia al escuchar el podcast:

Un tuit escrito cuando tenía 16 años trunca el fichaje del vizcaíno Gaizka Campos por el Zaragoza
El guardameta baracaldés escribió en 2013 que tenía «asco» al club maño, por lo que este ha decidido descartar su incorporación horas después de anunciarlo

La ayuda necesaria de personas influyentes para condenar

Sin la ayuda o el “retuit” de una persona influyente o con una gran comunidad, ese error pasaría sin pena ni gloria. Pero si esa persona influyente se siente ofendida por el comentario, lo difundirá y denunciará hasta hacerlo “viral” afectar de forma muy seria a quien ha cometido el error. 

A veces puede ser incluso una persona célebre quien cometa el error, en cuyo caso, la noticia corre como la pólvora. Esto le sucedió, por ejemplo, al cantante David Bisbal por un tuit desafortunado en Egipto, en plena revuelta, o al cantante Miguel Bosé recientemente por defender una creencia no mayoritaria.

Pero las víctimas favoritas de cierta tipología de internautas son, sin duda, nuestros representantes políticos. Prueba de buscar el término “montapollos” y verás un ejemplo de sentencia digital (en este caso, por etiqueta) a la líder de la formación Ciudadanos, Inés Arrimadas. 

Las grandes marcas no están exentas de sentencias digitales

Las grandes marcas también han cometido errores, y casi siempre vienen de una mala reacción tras el error. Es común eliminar la publicación, no dar explicaciones, o incluso echar gasolina al fuego. 

Son conocidos los casos de Pepsi, Ballantines, Media Markt, Nutella, Kit Kat, Donettes, Air Europa… A veces son provocados por un error del community manager, pero lo que podría resolverse con un perdón de la compañía se mal-contesta con evasivas, silencio o explicaciones increíbles. 

Cuando avergonzar a alguien online va demasiado lejos

No me cansaré de ver esta charla TED de Jon Ronson, escritor y documentalista que se sumerge en la locura, el extremismo y la obsesión.

¿Podemos considerar a Twitter como el “democratizador” de la justicia? Júzgalo tú. Twitter da voz a los que no la tienen, una forma de hablar y devolver el golpe a la injusticia percibida. Pero a veces, dice Jon Ronson, las cosas van demasiado lejos. 

Es la historia asombrosa de cómo un tuit sin gracia y de tinte racista arruinó la vida y la carrera de Justine Sacco. Ronson muestra cómo los internautas pueden terminar comportándose como una turba, y sostiene que es hora de repensar cómo interactuamos online.

“Estaba tumbada en el suelo y seguíamos pateándola” es una frase que define bien la idea de que, tras una sentencia digital, es muy difícil levantar el vuelo. 

Dale un vistazo, creo que explica bien la idea de que nos cuesta mucho perdonar una vez se ha emitido una sentencia digital, por más que se deba a un error que cualquiera puede cometer. 

El derecho al perdón 

Es una opinión muy personal, pienso que las condenas deben llegar por hechos, no por dichos. La libertad de expresión está para algo, y también, bajo nuestra condición, errar es humano. 

Otra cosa es que una persona cometa el mismo error día tras día. Eso ya no es un error, es defender una postura que va contra la mayoritaria (caso Bosé). En un caso así, puedes no estar de acuerdo, pero de ahí a abuchear y avergonzar va un trecho. 

¿Conoces algún caso cercano a ti de sentencia digital? Cuéntame, te leo en los comentarios. 

Stock Photos from icedmocha / Shutterstock

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