Marcar paquete como propuesta de valor ¿funciona?

Espero que no te ofenda la expresión «marcar paquete», pero es una metáfora fácil de entender. Hay veces que el algodón engaña, y si no que se lo pregunten a los fotógrafos de ropa interior masculina (también femenina).

En algunas redes sociales se ha puesto de moda asociar el nombre cargo profesional con el número de seguidores, contactos… Dicho de otra manera, los contactos configuran la propuesta de valor.

Si crees que en redes como Twitter, Facebook o Instagram no puedes engañar a nadie, te equivocas. Cierto, los seguidores son oficiales y a la vista, pero los pueden haber comprado. Serán muchos, pero más falsos que el desayuno de una bloguera (pido disculpas a las que desayunaban sano antes de ser blogueras).

En redes profesionales como Linkedin limitan la información pública a los primeros 500 contactos. BeBee, por su lado, no pone límites a los seguidores de cada uno.

La pregunta que me hago es ¿funciona marcar paquete? Tengo varias teorías, elige la que prefieras.

Dime de que alardeas y te diré de qué careces

El Linkedin especialmente parece que a algunas personas que tienen más de 500 contactos les fastidia no poder mostrar su paquete. A mi, por contra, me parece una noticia estupenda, ya que eso me permite valorar a las personas por lo que pueden aportarme, no por el tamaño de su red (su paquete).

También me parece interesante que el medidor de influencia comercial de esta red, el Social Selling Index, sea personal, que no lo pueda ver nadie más. Ante la indiscreción de Klout y similares, Linkedin te reta a auto-superarte, no a hacer carreras con los demás.

El tema negativo de Linkedin es que uno puede poner en su título profesional cosas como «Consultor y Coach. Más de 15.000 contactos» y resultar una falsedad, quizás no sean más de 501 contactos. Como no hay forma de saberlo, ¿lo debemos dar por bueno? Y diría más, ¿importa?

No digo que mientas, aunque algunos lo hacen. Pero quizás haya alguna carencia afectiva

Hace pocos días trataba en este blog la sensación Matrix de proyectar únicamente la mejor parte de nuestra marca personal, ese efecto escaparate que no muestra las miserias de la trastienda personal. Éxito sustentado sobre un castillo de naipes

No soy psicólogo, pero por lo poco que he leído sobre el tema puede haber una carencia afectiva que nos impulse compulsivamente a mostrarnos una y otra vez. Con el agravante de que cuanto más tiempo pasamos en las redes sociales, peor nos sentimos.

Eres networker, puedo entenderlo

Hay profesionales cuyo modus vivendi es organizar reuniones de networking. Lógicamente, cuanto mayor sea su red profesional, más efectividad tendrán sus comunicaciones. Y no sólo eso, más credibilidad ofrecerán a sus clientes… De acuerdo, pero ¿justifica eso colocar un número en tu título profesional?

Al albor del networking, lo que podemos encontrar en Linkedin y en muchas redes sociales son los conocidos como profesionales multinivel. Desgraciadamente utilizan el término networking con una intención distinta, lo que llaman negocios online y que suele basarse en estructuras piramidales no siempre transparentes.

Quieres ser influencer, tus ingresos dependen de tus contactos

Pregúntate si fue antes el huevo o la gallina. ¿Se «quiere» ser influencer o eso es la consecuencia de tus actos? Yo lo tengo claro, aunque quieras ser influencer no lo lograrás si no ofreces algo de un valor único, tangible o no, pero único. YouTubers, Igers (los de Instagram), Blogueros con comunidades de centenares de miles o millones de personas, no han decidido ser influencers, han llegado como consecuencia de una propuesta de valor disruptiva.

Pocos influencers han llegado a serlo mostrando paquete, quizás nadie. Recuerdo un post excelente de Celestino Martínez de título ¿a cuánto va el kilo de influencer? que ironiza sobre el uso comercial de esta figura.

Marcar paquete podría limitarse a una propuesta de valor en el mercado X

Si te dedicas al negocio del porno, el tamaño importa, y hay que mostrarlo, sin algodón.

También se puede mostrar paquete para argumentar una propuesta de valor. Por ejemplo: mi tocayo Guillermo Matía tiene una propuesta de valor clara: entrena habilidades directivas para conseguir resultados extraordinarios. Pero como parte de la garantía de su propuesta explica: «he formado con éxito a más de 1.000 directivos». Ahí está genial.

Al final, se trata de no confundir el bisté con las patatas. En el caso de mi tocayo, él quiere ser encontrado y posicionado como un experto en habilidades directivas. Los números apoyan, pero en muchos casos son efímeros o manipulables. La propuesta de valor descansa sobre cimientos anti-sísmicos.

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2 comentarios en «Marcar paquete como propuesta de valor ¿funciona?»

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