¿Naming personal? Tras varios años de tiras y aflojas entre políticos, esta semana hemos sabido que es posible dar luz verde a una ley que permita poner por delante el apellido de la madre. La noticia, recogida por muchos medios, trata de los aspectos legales, policiales, de seguridad. El apellido del padre dejaría de prevalecer por defecto sobre el de la madre.
La noticia no es nueva, desde 1999 es posible elegir el orden de los apellidos, pero siempre si hay mutuo acuerdo entre los padres. Lo nuevo es que ahora, si no hay acuerdo, será el funcionario registrador el que decida.
Pero más allá de todos estos aspectos técnicos, creo que estamos ante una gran oportunidad de naming en marca personal. Hace unos años escribí dos posts al respecto: La putada de llamarse García 1 y La putada de llamarse García 2 tratando de formas para destacar con un apellido muy común. Ya sabes, García, González, Rodríguez, Fernández, López, Martínez, Sánchez, Pérez…
Naming: El nombre es nuestro primer identificador de marca personal
Te hablan de alguien que puede ayudarte en un proyecto. Lo primero que preguntas no es si es hombre o mujer, rubio o morena, buena o mala persona, alta o bajo, sénior o júnior. No. Lo primero que preguntas es el nombre; o al menos, es lo primero que te dicen.
Lo segundo que haces cuando te dejan solo es poner ese nombre en Google. Ese es The Moment of Truth, es decir, la hora de la verdad. Llegados aquí, si eres la persona googleada tienes que hacer una de estas reflexiones:
- Sí. Quiero ser encontrado fácilmente por mi nombre. No quiero perder una oportunidad de aspirar a una mejora profesional o personal
- No. No quiero que me encuentren. Me da exactamente igual perder oportunidades, mi privacidad es prioritaria
Debo decir que respeto cualquiera de las dos reflexiones. No soy nadie para obligarte a pertenecer al reino digital de los bits. Sin embargo, sí me parece oportuno explicar los movimientos a realizar en uno u otro caso.
Quiero ser encontrado por mi nombre
Si tu autogoogleado no ha dado resultados positivos, puede deberse a varias razones:
- Tienes un apellido común, como García. Ahora, sin miedo, puedes ir al registro y tratar de:
- Juntar tu primer apellido con el segundo con un guión. Mi amiga Paula Fernández-Ochoa lo hizo y le ha ido de cine. También, si pasar por el registro, lo hizo mi admirada Pilar Ruiz-Rosas y ha conseguido esquivar muchos equívocos.
- Poner el apellido de la madre primero, a la brasileña (a no ser que sea otro de esos que acaban en «ez»).
- Pedir que te coloquen un «de» por delante, una antigua moda de la nobleza francesa. Como Oscar Del Santo, María del Monte…
- No hay noticias sobre ti en Internet. Eso es muy común. Aquí tienes algunas soluciones, ninguna inmediata, y todas posteriores a haber trabajado tu marca personal y propuesta de valor:
- ¿Escribes? Pues lanza tu propio blog con un dominio con tu nombre (guillemrecolons.com, andresperezortega.com, evacolladoduran.com…). Eso posiciona muy bien en Google, especialmente si mantienes una cierta regularidad (al menos un post cada trimestre) y sus artículos ofrecen ideas, insights, reflexiones o consejos valiosos para tu público objetivo.
- Si no lo tienes ya, abre un perfil en Linkedin, complétalo todo lo que puedas y actívalo. No es necesario que sea Premium, la verdad es que la compra de Linkedin por parte de Microsoft ha eliminado casi todas las ventajas que tenía la modalidad de pago (aquí lo explica magistralmente Pedro de Vicente).
- ¿Conoces beBee? Es una red profesional en que los grupos (ahí se llaman colmenas) son MUY importantes (especialmente después de que Linkedin los haya degradado en su última actualización). Y además posiciona de miedo en internet. Ya estás tardando.
- ¿Conoces About.me? Es una página muy simple en que tras el about.me se sitúa tu nombre (about.me/guillemrecolons), y solo requiere foto, una pequeña bio, y enlaces a las redes que consideres.
- ¿Escribes muy bien y eres referente? Envía colaboraciones a periódicos o revistas que sean relevantes a tu sector de actividad. Te costará entrar, pero una vez dentro te costará más salir.
- ¿Hablas bien y eres referente en alguna área de actividad? Intenta entrar en radio, TV… Empieza por emisoras locales. Recuerda, lo OFF es ON. ¿No lo consigues? Crea tu propio canal en YouTube e impresiona a tu audiencia.
- ¿Te gusta interactuar con las personas? Tu red es Twitter. Los visionarios que lanzaron el manifesto Cluetrain en 1999 (los mercados son conversaciones) debían tener en mente que pocos años más tarde se inventaría Twitter. Eso sí, fórmate antes de entrar, es una red compleja, rica, exigente, maravillosa y peligrosa (caramba, parece una mujer ;-)
- ¿Eres artista visual? Puedes crear perfiles interesantes en Pinterest, Instagram, Flickr, Facebook y, sobre todo, en un blog. Aunque no te guste escribir, las palabras son importantes para Google, desde etiquetar bien las imágenes (no eso de img_201) hasta describir con detalle las características de la obra y las palabras clave que la definen.
- Hay noticias sobre ti, pero no son buenas. Vamos, tu reputación está en juego. Eso es algo normal cuando hay poca información sobre uno, y lo que sobresale es la basura digital.
- Un enemigo/a va a por ti y te pone verde en redes o blogs. Tienes dos alternativas, negociar (aconsejable) o contraatacar fichando a un hacker. Haberlos, haylos.
- No has leído la letra pequeña y tus datos están en poder de empresas indeseables. Es frecuente. Por ejemplo, quieres conectarte al wifi de un bar y te hace login en Facebook. En pequeñito dice que tus datos podrán ser utilizados libremente por la empresa mediadora en emails… Ahí es cuestión de paciencia, identificarlos, dirigirte a ellos con buenas maneras y acogerte a la lista Robinson.
- Por tu cargo, tu nombre aparece en escrituras públicas como administrador, apoderado… Quizás no sea negativo para tu reputación, pero preferirías que no te identifiquen por eso. La solución es pensar en Google, Yahoo, Bing, como grandes alfombras en las que podemos esconder debajo la suciedad. Pero para ello hay que producir «material» alternativo que se ponga sobre la alfombra.
- En cualquiera de estos tres casos, encontrarás empresas especializadas en «limpieza» de reputación online. Con precios de todo tipo dependiendo del «desastre» y de las palabras clave que quieras monitorizar.
No. No quiero que me encuentren
Pues lo creas o no, eso es más difícil de lo que parece. Básicamente porque no depende 100% de ti. Los demás nos forjan la marca personal, es algo que ocurre en sus cabezas y que a veces plasman -quizás sin nuestro consentimiento- en Internet. En las formaciones que doy en empresas sobre marca personal, un ejercicio recurrente es googlearse, averiguar cuál es nuestra marca pública. Muchos asistentes que no lo han hecho nunca se sorprenden al ver la cantidad de basura digital que aparece sobre ellos, y lo peor, sobre personas que se llaman como ellos.
Hoy en día es más fácil luchar por una buena presencia en las redes que por una no-presencia absoluta. Te gusta correr, te apuntas a una carrera, y la hemos liado: tu nombre aparecerá (si no te preocupas antes) en un listado de Runedia o similares. De todas maneras, hay precauciones que puedes tomar para ser digitalmente invisible:
- Habla con tu entorno: que no te etiqueten, ni te nombren en internet ni redes sociales
- Actúa como un asesino. Paga los peajes en efectivo, no con tarjeta. Pues en internet navega con ventanas de incógnito, no utilices Chrome. Lleva un teléfono móvil primitivo, sin Internet, ni GPS ni nada. Conéctate a internet desde ordenadores de café internet, hoteles…
- No ostentes cargos en empresas, instituciones, cooperativas, ni organizaciones de ningún tipo que sean de dominio público (escrituras ante notario).
- Adelántate. Ante de registrarte en cualquier lugar (una mutua médica, un club deportivo, una universidad…), indica expresamente que no deseas que tus datos entren en su base. Te costará lo tuyo, pero estás en tu derecho.
- Esta es importante: intenta no destacar en NADA de NADA. Si eres crack, saldrás en la Wikipedia, hablarán de ti en la prensa, en todas partes. Tu naming personal te impedirá toda discreción.
Ay, el orgullo. Ay, el naming personal
No quiero herir tu orgullo, pero si no quieres que te encuentren no puedes ni siquiera morirte: los datos de difuntos son públicos y digitales. En definitiva, si no quieres que te encuentren, lo tienes mal. Mientras respiras, dejas marca. Cuando dejas de hacerlo, también. Hasta Bin Laden fue localizado en su escondite. Solo tienes una opción poética: mira la serie Outlander y ponte en la piel de la protagonista, que consigue retroceder 250 años y situarse en una Escocia sin Internet ni telefonía móvil.
Ay, el naming personal. Qué importante para algunos, qué molesto para otros…
Sergio García photo by Shutterstock
Nota personal
Esta semana envío abrazos muy sentidos a Jaume Gurt, a la familia de Carles Capdevila, al Profesor Vladimir Estrada, a todos los autónomos españoles víctimas de una nueva subida de la cuota mensual, y muy especialmente a los familiares de las víctimas de los atentados de Londres.

Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
Guillem me ha encantado este post! siempre aportando tan buenas ideas y consejos para mejorar nuestra marca personal, gracias!
Saludos
Gracias a ti, África, por inundarnos de ideas brillantes e inspiradoras! Un abrazo!
Buen post!!!!
Hola Carme! Viniendo de una experta en comunicación como tú, me lo tomo en serio. Gracias por escribir!