Hace solo dos años, recuerdo que mi hija, de 11, me envió un powerpoint de 20 páginas con varias razones que justificaban el crearse una cuenta en Facebook. Aun lo conservo. Una de las razones, como era imaginable, era que muchas de sus amigas ya estaban en la red social. La edad legal para entrar era y es de 13 años, así que sus amigas tuvieron que «engañar» a Facebook y mentir sobre su fecha de nacimiento. Aquí está una de las brechas de muchas redes, no existe un control real, basta con mentir y uno está dentro.
Convencí a mi hija para que esperara dos años (mucho tiempo para alguien de corta edad, lo sé) antes de tener perfil propio, y desde mi cuenta hicimos «amistad» con sus amigas.
Hace dos meses mi hija cumplió 13, y uno de los regalos era el crear el esperado y deseado perfil en Facebook. Pero los cambios que se están produciendo son tan rápidos que ahora, mi hija, la que casi me maldijo por no autorizar su perfil hace dos años, mi hija no quiere estar en Facebook.
¿Qué está pasando en la red?
Para entender el fenómeno del abandono (o no entrada, como es el caso) de muchos adolescentes en Facebook, recomiendo la lectura del post del experto Francesc Grau «Los adolescentes de Facebook«, en que muestra la migración de este colectivo en dos mercados gigantes como son EEUU y China hacia otras plataformas digitales.
Las nuevas preferencias
Como comenta Francesc, todo apunta hacia nuevos formatos de chat donde hay menor control paterno. En el caso concreto de mi hija, la preferencia se inclina a tres lugares, por orden de utilización:
- Whatsapp, que permite un chat en tiempo real, inmediatez absoluta y creación de grupos afines.
- Instagram, que permite comunicarse con imágenes y utilizar los hashtags para encontrarlo todo.
- Snapchat, un chat que permite compartir historias (texto, vídeo, imagen) que desaparecen en pocos segundos sin dejar rastro.
Los peligros de Snapchat
Según el blog de Orange, Snapchat permite a los usuarios enviar imágenes, vídeos cortos o mensajes a través de sus smartphones. El remitente elige el tiempo que desea que su mensaje sea visible para la otra persona, con un mínimo de 10 segundos. Y después desaparece.
El sistema es interesante, ya que no deja rastro. Pero su fortaleza representa también una amenaza, ya que permite a los teens mandar contenido subido de tono y que éste no quede registrado. Una práctica, denominada sexting, que preocupa a los padres, y que debería preocupar también a los propios adolescentes, ya que para guardar una imagen es tan sencillo como hacer una captura de pantalla con tu smartphone antes de que se borre.
La polémica está servida. La popularidad de Snapchat crece como la espuma y está en todos los rankings de las principales tiendas de aplicaciones (App Store de Apple y Google Play de Android). Forbes titulaba que “a los chicos les gusta Snapchat porque NO es Facebook”, un problema más para Zuckerberg.
Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
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