Hemos oído y leído por activa y pasiva que todo trabajo que pueda ser desarrollado por una máquina acabará desapareciendo. Y también que todo trabajo que no aporte un valor claro y diferencial para sus clientes desaparecerá. Son axiomas de un tiempo que siempre ha existido: la invención de la rueda trajo cambios y oportunidades dramáticas a la humanidad, como también lo hizo la implantación de la máquina de vapor y la subsiguiente revolución industrial a finales del S. XVIII.
Profesiones que desaparecen
Esta mañana leía un artículo en La Vanguardia titulado ¿Trabajo sin trabajadores? en que Bill Gates vaticina la desaparición de decenas de profesiones por el cambio tecnológico. Desde luego, el artículo no desvela nada que no conociéramos ya, y lo que quizás hace es advertir sobre la velocidad de los cambios, algo que desde la invención de la rueda se ha producido en progresión geométrica.
Aunque por cuestiones de copyright no puedo reproducir el artículo, arriba tenemos una imagen extraída del mismo en que aparecen las profesiones de «pronta» desaparición. Me llama poderosamente la atención la posible desaparición de la figura del asesor fiscal.
¿Desaparece el asesor fiscal?
Hay razones para su desaparición, no lo niego. Su trabajo puede ser sustituido por una máquina, esto es indudable si se dispone de un buen aplicativo, sencillo pero potente. Pero en cuanto al valor no estoy tan seguro. A lo largo de mi vida he topado con asesores fiscales de toda índole y ahora diría, sin miedo a equivocarme, que esta profesión se puede transformar pero no creo que desaparezca, ya que el valor de un buen asesor no puede ser sustituido por una máquina. ¿Qué pasará entonces? que, afortunadamente, desaparecerán los malos asesores fiscales.
Creo que esta es, en muchos casos, la noticia. No desaparecen las profesiones, desaparecen los profesionales mediocres. Volviendo al asesor, he conocido a gente que merece que le pongan una calle en la ciudad: currantes, excelentes conocedores de la legislación, algunos abogados, otros economistas. Tenían claro quién era el cliente pero sabían expresar con claridad cuáles eran las líneas rojas que no se podían cruzar. En los últimos años topé con un asesor que no solo no aportó ningún valor sino que me dejó profundas complicaciones económicas y legales. La diferencia está entre el buen profesional y el mal profesional, y con eso no quiero negar que ya no existan los serenos sino que a veces las profesiones se transforman, se sofistican, de adaptan a los nuevos tiempos y adquieren nuevas connotaciones de valor. A menudo eso comporta que el nombre de la profesión se modifique, pero el fondo sigue estando ahí.
¿Qué puedes hacer si tu profesión está en la lista?
Si tu profesión está en la lista necesitas entender el doble significado de la palabra crisis: peligro y oportunidad. Y eso exige un cambio, pero no de profesión, sino de la manera como la enfocas y de como la dotas de valor real para tus clientes. Si un asesor fiscal es, además, economista y experto en mercados internacionales creo que su futuro está asegurado, pero para diferenciarse del resto deberá colocar bajo su nombre una denominación que ayude a entender que no se trata de «uno más» sino de alguien «especial».
Por último, no olvidemos que las máquinas también requieren ingenieros que las fabriquen, ingenieros que las programen y personas cualificadas que las utilicen.
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Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
No se quien ha hecho esta lista, pero cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Si lees el post verás que la lista la ha elaborado el diario «La Vanguardia». Puede parecer difícil de creer, pero si quieres un consejo, ponte en guardia: todas las profesiones están amenazadas si no introduces cambios muy constantes en la manera de gestionarlas. Gracias por escribir.