¿Puede alguien decir que una historia, por bien contada que esté, es inmejorable? ¿quizás un relato perfecto?
Llevo algunos años siguiendo a los grandes del storytelling, leyendo sus libros, yendo a charlas (las que he podido), leyendo artículos, asistiendo a talleres, empapándome de los mejores TED. Incluso he impartido mis propios talleres sobre la materia y alguna que otra ponencia. En el fondo, el relato es uno de los formatos de mensaje más importantes en la gestión de nuestra marca personal dada su capacidad de conectar.
¿Existe el relato perfecto?
Como a ti, desde pequeño, las historias me cautivaban. Primero los cuentos, y los contadores de cuentos. Años más tarde, me dediqué a la publicidad para ayudar a contar historias (eso sí, con patrocinador). Podría hablar de una docena de anuncios, de libros, de canciones, de películas y de obras de arte que estarían cerca del relato perfecto. De mi relato perfecto, claro.
Hay innumerables ejemplos de excelente relato personal en el discurso de Martin Luther King «I have a dream», en el discurso final de Chaplin en «El gran dictador», en discursos de graduación como el de Steve Jobs en Stanford, el de J.K. Rowling en Harvard o el de Emmanuel Faber en HEC.
Pero fue leyendo el libro «The social employee» donde encontré un relato que juraría que contiene todos los ingredientes que componen ese relato, ese storytelling perfecto.
El caso Chipotle, content marketing en estado puro
Hacia el final del libro hay un capítulo dedicado a cómo el marketing de contenidos puede empoderar a los empleados en una organización. Trata de un caso de éxito, el de la marca de restauración y catering mexicana Chipotle Mexican Grill.
La campaña que crearon en 2011 de nombre Back of start (volver al inicio) relata magistralmente a través de un vídeo animado la historia de la marca a través de sus valores. Se trata de una marca que aboga por la agricultura y ganadería sostenible. Aunque no todo el mundo comulga con este mensaje, el vídeo va directo al córtex emocional, con un mensaje claro, rotundo.
La idea original de Chipotle fue simplemente dejarlo en un post de YouTube. Pero se hizo viral, lo que demuestra que la capacidad de un vídeo de extenderse como una plaga solo obedece a la excelencia, no al deseo. Empezó a ganar premios y a crear debates de gran calidad y también controversia. Obviamente, la competencia atacó duramente la sostenibilidad en los valores de la marca. Se convirtió en el anuncio TV más visto en EE.UU, aunque no había sido concebido como tal.
Una de las ideas clave, de acuerdo con The social employee, es la del «consumo contributivo». Se basa en que a muchos consumidores les gusta pensar que están «haciendo el bien» con sus decisiones de compra. Sabemos que, efectivamente, como consumidores nos gusta la idea del compromiso por algo. Y no requiere necesariamente ser una causa como el cáncer de mama o la pobreza. En alimentación, puede ser algo tan simple como la integridad. Si has visto el vídeo de Emmanuel Faber (CEO de Danone) que he mencionado antes, la apuesta por una causa como la justicia social puede estar detrás de una gran marca.
Back to start
No te quiero mantener en vilo por más tiempo. Si aún no conoces la campaña, aquí tienes el vídeo:
Los componentes del relato perfecto
Este ejemplo de Chipotle va como anillo al dedo para estructurar lo que podría ser el esquema de componentes del relato perfecto. Y si me lo permites, te lo cuento con una imagen:

Humano
El componente humano del relato es esencial para llevar el mensaje al cerebro y al corazón. Recuerdo la película de animación Robots, en la que a pesar de ser máquinas, los robots tenían comportamiento y emociones humanas, lo que los hacía cercanos y generaba empatía. Hemos de asegurarnos que el contenido conecta y muestra los valores de nuestra marca, sea comercial o personal. Necesitamos encontrar el núcleo emocional de la historia y su relación con visión, misión y valores.
En storytelling corporativo, Scott Davis lo define así en el libro referenciado:
Si la historia no llega a tus empleados, si no son capaces de convertirla en elevator pitch, si no saben que rol deben desarrollar para vitalizar la marca, no sentirán la marca como propia. En este caso, la empresa desperdicia una gran oportunidad de branding
Diferente
No hay dos gotas de agua iguales. Nos gusta pensar eso para entender que somos esencialmente distintos a los demás. Pero la diferenciación no debería ser un fin en sí mismo, sino un potente medio para dar valor a un discurso. Stay hungry, stay foolish (mantén tu hambre, mantén tu locura) no son palabras de Steve Jobs, pero él dio un sentido magistral a esta invitación a ver la vida de otra manera en su discurso a una promoción de graduados de la Universidad de Stanford.
Humanización y diferenciación van de la mano. Crean orgullo de pertenencia. No sé que sienten los empleados de Apple, pero yo estaría más que orgulloso de trabajar para una marca que aboga por pensar diferente.
Simple
Es lo más difícil. Nuestro objetivo es lograr transmitir una idea. Una. Entre las cosas que odiaba de trabajar en publicidad, una de las peores es que muchos clientes nos daban en el briefing un listado con cinco objetivos… ¿cinco? ¿en 20 segundos? Imposible. El buen relato es el que consigue transmitir una idea central y que se puede resumir en pocas palabras:
En el siglo 33, se sucede un período de guerras civiles en la galaxia. Una princesa rebelde, con su familia, sus custodios y el tesoro del clan, está siendo perseguida. Si puede cruzar el territorio controlado por el Imperio y llegar a un planeta amistoso, estará a salvo. El Soberano lo sabe y publica una recompensa por la captura de la princesa
¿Te suena? Elementos como la propuesta de valor y formatos como el mencionado elevator pitch ayudan a quedarse con la esencia a la hora de resumir y convencer cuando hay poco tiempo.
Relacionado: Trabajando la propuesta de valor
Una disciplina que ayuda a la hora de simplificar conceptos es el mapa mental como árbol de contenidos. Nos obliga a estructurar las partes esenciales de un discurso antes de desarrollarlas. De hecho, cada una de las partes admite un contenido propio.
Viralizable
El sueño del creador de historias. Con «viralizable» no he encontrado una mejor palabra para expresar que la historia tenga elementos lo suficientemente atractivos, sorprendentes y ricos como para expanderse al estilo de un virus o una epidemia. Como comentaba antes, no basta con el simple deseo de que un relato sea viralizable, sería demasiado fácil. El caso de Chipotle no lo pretendía, pero la suma de elementos (humanidad, diferencia, simplicidad y capacidad de transformar) lo consiguió.
Por tanto, abandona la idea de dar un briefing a un profesional o una agencia con un «quiero que sea haga viral». Eso implicaría que lo viral se fabrica en serie, y no es así. Depende del nivel de transgresión de una historia. Susan Boyle, una completa desconocida, con un aspecto desaliñado que llevaba impreso la palabra «fracaso», levantó a un escenario con su manera de cantar en el programa Britain’s got talent. En este caso, la clave del éxito de la historia (más de 150 millones de visionados en YouTube) fue el elemento sorpresa: Boyle rompió las creencias limitantes, las barreras, el status quo.
Transformador
Esta es mi favorita. Transformador. Que mueve al cambio, que moviliza, que amplia la visión de algo. En el vídeo de Chipotle, la transformación tiene lugar dentro de la propia historia, y la audiencia la asume como propia: es el viaje de un agricultor y ganadero hacia la producción masiva y luego la vuelta a lo auténtico, a la naturaleza. Quien vea ese anuncio puede cambiar su idea sobre la conveniencia de las grandes cadenas de comida rápida y abonarse al servicio de Chipotle. Y no solo por la sostenibilidad del planeta, por la de cada uno de sus habitantes, personas y animales.
Ciertamente, los relatos de Martin Luther King, Kennedy, Jimmy Carter, Obama, Gandhi, J. K. Rowling, Emmanuel Faber o Steve Jobs nos han movido a cambiar alguna cosa. Han tenido efecto transformador.
Espero que este texto te ayude a interiorizar las claves de un relato perfecto, o al menos lo más redondo posible. Doy las gracias a los que me han ayudado a entender mejor la importancia del relato, especialmente a Antonio Núñez, George Lakoff, Daniel Iglesias, Víctor Gay Zaragoza, Christian Salmon… y a Chipotle, claro.

Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
Muy interesante, gracias por el artículo.
Mil gracias, Gonzalo! Un saludo!
Gracias por el artículo. Está genial.
Stay hungry, stay foolish
Por cierto cuando te podemos ver en madrid?
Un saludo
Hola Manu! Gracias por tu feedback! I’ll do my best to stay hundry and foolish. El 23 de septiembre si te animas doy un taller de gestión de marca personal en Madrid junto a Eva Collado y Fran Segarra. Más info: https://pontenvalor.com/ponte-valor-express
Un saludo y gracias por escribir!
¿Por qué parece fácil y no lo es ?? Está genial!
Y en València?
Hola Elia! Siempre parece fácil cuando lo ves realizado, pero el camino exige romper convencionalismos. Y eso es difícil.
¿Valencia? Espero que pronto, me apetece mucho hacer algo en tu ciudad. Gracias por escribir!
Muy buen artículo
Un millón de gracias, Melisa!