De la retención del talento al secuestro del talento, resta y sigue…

La semana pasada trataba la nefasta expresión de retener el talento referida a cuando la empresa no pone lo necesario para convencerte, motivarte, y además pone todos los obstáculos para que te vayas libremente (el caso Messi).

Esta semana trato un caso más habitual, y es cuando al talento lo pones en modo “mute”. 

Si tienes poco tiempo, te invito a ver este resumen de un minuto:

El “secuestro del talento”, cuando tu empresa no quiere que seas visible

Pero hay una forma más equívoca y contradictoria que retener el talento: el “secuestro del talento”, cuando trabajas para una compañía que da visibilidad cero para que no te tienten con ofertas externas. 

Esa es la manera rápida de lograr que alguien olvide toda motivación y trabaje solo por salario, y no solo eso, es la forma de que se vayan antes (de ahí la contradicción). 

En vez de secuestro del talento, yo te propongo su empoderamiento. ¿Qué es eso?

Claves para lograr el “Employee Empowerment” o empoderamiento del talento

Intento retroceder a mis años como directivo de una organización, y también, y más reciente, de mi experiencia co-liderando equipos de trabajo por proyectos. 

1- Cree en tu gente, en el fondo esas personas son parte de tu marca

Los mejores directivos logran mejores resultados de sus equipos cuando son conscientes de que están formados por personas. Lo sé, puede parecer una obviedad, pero es bueno olvidarse del síndrome del rebaño para considerar a cada miembro de un equipo como alguien único. Si esperas a un equipo de superestrellas, sigue esperando. Descubre lo que cada persona hace mejor. Encuentra mejores formas para que las personas se apoyen entre sí. Une a las personas para que se apoyen y se animen mutuamente.

2- Colaboración o muerte. Deja tu maldito ego a un lado

Muchos directivos parecen querer demostrar constantemente la razón por la que están arriba. Y esa es una nueva forma de anti-liderazgo. Aquí la clave es hablar menos, dar espacio al pensamiento crítico, a la creatividad. Y lo más importante, celebra los éxitos de tu gente como propios. 

3- Practica aquello tan difícil de “la escucha activa”

Un error común cuando era directivo es que a menudo esperaba que los miembros de mi equipo dijeran lo que YO quería escuchar. Cosas, por ejemplo «Decidme que este concurso está ganado». Esto no tiene sentido. Es más prudente escuchar atentamente la verdad … y luego cambiar nuestro comportamiento en respuesta a esa verdad.

4- Define los límites con generosidad, ¡pero defínelos!.  

Al contrario de lo que muchos piensan, los límites, o si lo prefieres, las líneas rojas, no restringen a los miembros del equipo; les dan poder. Define los límites dentro de los cuales un profesional de tu equipo puede tomar sus propias decisiones. Al hacerlo, le das toda la libertad y confianza para actuar.

5- Crea sendas de crecimiento

Todo en la vida, incluidas las personas, cambia. Si no das a tu gente espacio para crecer, los obligarás a abandonar la empresa o se estancarán. A cual peor. Aunque vengan tiempos difíciles para tu empresa o tu mercado, es esencial que facilites programas sólidos para que sus profesionales crezcan. Lo contrario a eso es lo que llamo el secuestro del talento. 

6- Haz preguntas poderosas, de las que transforman

La observación es vital. Si en lugar de hacer peticiones constantes o decirles constantemente a los empleados cómo hacer algo, observa más. Luego, cuando empieces a comprender lo que está sucediendo, expresa tu observación en forma de una pregunta poderosa. Y no olvides esperar el tiempo necesario para obtener una buena respuesta.

Ejemplo: ¿Por qué el vehículo eléctrico siempre debe ser pequeño y lento? Me imagino a Elon Musk preguntando esto a un comité de inversores o de ingenieros. 

7- Gestiona el tiempo de tu equipo con inteligencia

El tiempo es otra forma de remuneración. Esto incluye tiempo para aprender, tiempo para experimentar y tiempo para manejar sus asuntos personales. Estas tres áreas de generosidad en el tiempo producen mejores resultados. En momentos Covid19 ha crecido la conciliación familiar gracias al teletrabajo. Muchas empresas ya están planteando trabajo presencial por días alternos a partir de ahora. 

8- Lo más difícil: gánate su confianza

Especialmente en malos tiempos, la confianza es esencial. Muchas empresas se deshacen de su gente en tiempos difíciles. En pocas palabras, nunca contrates a nadie a menos que estés dispuesto a apoyar a esa persona en las buenas y en las malas. Al ganarte la confianza, también fomentas la lealtad.

9- Dale más valor al esfuerzo que al talento

Alabado sea el esfuerzo. No te centres en el talento; hazlo en el esfuerzo. A la larga, el esfuerzo es mucho más importante que el talento. Además, al elogiar el esfuerzo, alentará a las personas a aprender y crecer, en lugar de simplemente concentrarse en una o dos cosas que les resultan fáciles o naturales.

10- Apuesta por su marca personal

Y ahora voy a mi terreno. No mantengas a tu equipo encerrado en una jaula. Ayúdales a desarrollar y proyectar su marca personal. Conviértelos en verdaderos embajadores de marca. Hazles partícipes activos del propósito de la marca y de sus valores. 

Hazlos visibles. Dales voz en el blog corporativos, en reportajes con los medios, en la propia publicidad corporativa. No lo olvides, tu gente también es tu marca. 

Espero que estos 10 puntos te ayuden a entender la idea de que “secuestro del talento” no es una buena opción. Feliz semana!

Foto y vídeo: Helena Casas. El pi de les tres branques, St. Quirze del Vallès

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5 comentarios en «De la retención del talento al secuestro del talento, resta y sigue…»

  1. Como de costumbre, sencillo, claro y directo al punto. No siempre hay que decorar para las fiestas. Excelente información, cargada de herramientas poderosas, acompañadas con muy buenos ejemplos. Para mi sin duda es un trabajo magistral. Gracias por compartir de tu sabiduría. El mayor de los éxitos siempre.

    Responder
  2. Muy buen artículo Guillem,

    Yo experimenté un problema así en una empresa en la que trabajé 16 años. Al final llegué a la conclusión de que el problema de la gestión ineficiente de personal proviene del miedo que tienen algunos responsables al crecimiento de sus profesionales y (seguramente sin querer) los ven como enemigos en lugar de socios en el mismo barco.

    En mi opinión es como la frase inicial de Dune de Frank Herbert: “el miedo es el asesino de la mente…”

    Saludos.
    Juan

    Responder

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