Lo sé. Eso de “una marca personal invisible” es un oxímoron, una contradicción. Si hay marca personal es porque existen los demás, y si es invisible no deja marca personal.
Por una vez, no nos pongamos exquisitos y vayamos al meollo de la cuestión. No quieres que nadie te encuentre, ni en un listín telefónico, ni en las listas de alumni de la universidad ni en Internet. Dejarás marca en un círculo cerrado de allegados, pero a efectos de fuera del círculo, quisieras una marca personal invisible, inencontrable, inexistente.
¿Es posible conseguir una marca personal invisible?
Es difícil, pero no imposible. Entiendo, aunque no comparto, tus motivaciones. Quizás no eres lo que se conoce como un “ser social”. Quizás tienes un pasado delictivo y no quieres que te encuentren. Tal vez eres un “pez gordo” y prefieres mantener el anonimato. Y no descarto que, sencillamente, seas una persona muy celosa de su privacidad y que no quiere dejar rastro alguno.
Antes de Internet era algo más fácil que ahora conseguir una marca personal invisible. Ahora la cosa se complica, ya que hasta el más pasivo de los internautas puede cometer un error y dar sus datos a sites malintencionados en cuanto a privacidad.
Existen dos escenarios para no dejar rastro, para simplificar lo llamaremos el escenario fácil y el difícil.
El escenario fácil. Hoy no hay rastro de ti en Internet
Si tu marca personal digital es inexistente hoy, lo primero, felicidades. No es fácil. Estás en el 0,1% de seres vivos “conectados” indetectable. Has tenido que sortear muchas trampas, o mejor dicho, e-trampas.
Para asegurarte de que esto siga así, te doy la clave infalible: Hazte anacoreta. Lo que lees. Olvida el smartphone, el wifi, vuelve al papel, recupera tu vieja Olivetti. Vete lejos, en soledad, a una ermita o un monasterio de monjes/monjas que hayan hecho voto de silencio. Cámbiate el nombre, idealmente con primer apellido García y segundo Rodríguez.
Por supuesto, olvídate de familia y amigos, compañeros de trabajo, de estudios. Tus próximos eventos de networking serán con arañas, gavilanes, mariposas, alguna serpiente, y plantas, muchas plantas.
El escenario difícil. Hay rastro tuyo en Internet, y te gustaría que no existiera
Aquí la cosa se complica. Pero no desesperes. Hay salidas, aunque estás en el 99,9% de personas (en la OCDE) que ha dejado rastro digital.
Tus motivaciones tendrás, y seguro que están justificadas. Dejar marca personal es algo natural, significa que lo que dices y, sobre todo, lo que haces, tiene consecuencias hacia los demás. El problema a menudo está en el descontrol del mundo digital. Internet está repleto de seres con malas intenciones que, en la vida real, parecen corderitos.
Así, déjame darte algunas pistas para borrar rastro y evitar dejarlo.
Clave 1. Apúntate a la lista Robinson
¿La conoces? Creo que solo existe en España, por el momento. Es un servicio que evita que las empresas te envíen spam. Es gratuita, fácil de gestionar. Evitarás llamadas, mails… de empresas a las que no hayas autorizado para hacerlo. Aquí tienes el enlace de la Lista Robinson.
Clave 2. Elimina todas tus redes sociales, webs y otros entornos que estén a tu alcance
Para desaparecer, es obvio que deberás empezar por eliminar. Esta es la parte fácil. El problema es que a veces tenemos perfiles en red que creamos hace años y no recordamos ni el mail con el que nos dimos de alta. En este caso, envías un correo al servicio de atención al cliente (aviso, te costará lo tuyo encontrarlo) y explicas el caso. Finalmente te harán caso y lo borrarán.
¿Cuál es el problema? Pues que tú puedes borrar tu cuenta de Twitter -por ejemplo-, pero los retweets que te hayan hecho terceras personas no se borran. Ahí deberás localizar el material que haya tuyo (antes de eliminar el perfil) y pedir a los que han compartido que borren esos mensajes. Lo sé, es laborioso, pero ya he avisado que estamos en el escenario difícil.
Clave 3. Localiza webs externas que te mencionen y negocia eliminar tu rastro
Esto lo puedes hacer haciendo búsquedas específicas en buscadores, por ejemplo poniendo tu nombre y apellidos entre comillas. Eso incluye imágenes, contenido escrito, vídeos… La diferencia de entrecomillar o no es importante:
Por ejemplo, si busco Guillem Recolons obtengo 61.100 resultados, pero a partir de la página 4.000 de Google muchos resultados se refieren solo a Guillem o solo a Recolons. Si busco “Guillem Recolons” encuentro 44.000 resultados, pero todos afines y exactos. Eso significa que sin búsqueda precisa hay cerca de 20.000 resultados que no tienen que ver conmigo.
Cuando las encuentres, empieza la negociación. Según la conocida como “ley del olvido” de Google, si se trata de un contenido con muchos años, tienes derecho a que lo retiren. Mi consejo es que lo hagas con un abogado, puede que gastes algo de dinero, pero ganarás horas de vida y te ahorrarás muchas preocupaciones.
Si estás censado en cualquier país de la Unión Europea, aquí tienes el formulario Google llamado “Retirada en función de la ley de privacidad de la UE”.
Así y todo, nos queda algo muy complicado: eliminar los cargos oficiales en empresas. Si eres o has sido administrador, apoderado, tesorero o cualquier función de obligada escritura pública, mi consejo es que vayas directamente a un despacho de abogados.
Clave 4. No te apuntes a competiciones oficiales (o léete antes la letra pequeña)
Si eres runner en España, posiblemente ya sabes que cualquiera puede ver tus marcas en la web de Runedia. ¿Cómo? ¿Que no te han pedido permiso? Seguro que sí, pero como no leemos la letra pequeña.
Hay infinidad de trampas en Internet que pueden darnos un disgusto. Conozco a muchos clientes míos que antes de la primera sesión yo sabía su dirección personal y teléfono de casa. ¿Cómo es posible? Por las webs con malas intenciones, tipo Softonic, en que a cambio de descargarte un software “gratuito” se quedan con tus datos y los venden a terceras partes. Se puede evitar leyendo la letra pequeña o sencillamente buscando una página de pago. Lo barato sale caro.
En general, desconfía de todo lo que en Internet lleve la palabra “gratis” puesto que para mí, dar mis datos es romper mi privacidad.
Clave 5. Elimina tus cuentas de correo, número de teléfono y aplicaciones
Todas las cuentas de correo que hayas utilizado hasta ahora para redes sociales, compras online, grupos de empresas, escolares, gmail, tienen que desaparecer. Te puedes crear una nueva, eso sí, desde un café internet, desde una IP no reconocible, y que no contenga tu nombre.
Lo mismo con el teléfono móvil. Ya lo puedes vender o regalar, y hacerte con un modelo vintage de Nokia sin conexión a Internet y con un número nuevo. Renuncias a la mensajería instantánea, lógicamente (Whatsapp, Messenger, Telegram…) ya que si no, tus datos estarán en poder de gigantes como Facebook…
En consecuencia, extermina todas las aplicaciones, pero no sin antes darte de baja de forma oficial, con eliminación de tus datos. De lo contrario, seguirán corriendo por el submundo digital y no lograrás una marca personal invisible.
Pues nada, te doy la bienvenida a 1990
Lo has conseguido. No hace falta que te vayas al monte, pero recuerda llevar la vida que llevábamos hasta 1990. Ir a una cabina para llamar. Enviar cartas sin remitente. No utilizar dispositivos electrónicos de ningún tipo, y menos si llevan rastreo o geolocalización. Leer diarios y libros en papel (mientras existan)…
Habrás conseguido casi una marca personal invisible. Al menos, solo será visible para quien tú elijas. Es una opción de vida, y tienes todo el derecho a hacerlo. Yo todavía no conozco a nadie que lo haya conseguido, esto del aislamiento social es complejo. Si conoces a alguien, te invito a contar esa experiencia en los comentarios, quizás podamos escribir un libro a medias…
Feliz semana!
Image by Tottem Torro on Shutterstock.com

Convencido de que todo deja marca, ayudo a empresas a conectar mejor con sus stakeholders a través de programas de personal branding (gestión de marca personal) y employee advocacy (programas de embajadores internos de marca).
Socio de Soymimarca e Integra Personal Branding, Brand Director de Omnia Branding, también colaboro con Ponte en Valor, Brandergizers, MoreThanLaw, Noema Consulting y Quifer Consultores.
Participo en diversos programas en IESE, ISDI y EAE, entre otras. Publicitario colegiado, Master en Marketing. Estudiante del grado de Humanidades.
Mi ADN publicitario viene de 20 años en agencias: Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
Interesante reflexión Guillem, aunque de objetivo casi imposible actualmente.
Y digo casi, porque si alguien se lo propone, estoy seguro que lo puede llegar a conseguir. Si desde el minuto cinco de nacer, antes de tener nombre grafiado en tu ficha personal, ya te practican la prueba del talón. De forma involuntaria, te acaban de dejar tu primera marca personal en forma test obligatorio denominado detección precoz o cribado neonatal con la finalidad de diagnosticar enfermedades minoritarias de forma anticipada. A partir de ese mismo momento, queriendo o no, vas dejando rastro por todas partes.
Veamos quien se apunta al reto. Si se puede imaginar, con creatividad, se puede hacer realidad.
Hola Pere! Llevas razón. En el post hay un punto de ironía, ya que es imposible no comunicar. Lo que busco es que quienes sigan pensando que pueden saltarse el control de “el gran hermano” (versión Orwell) están muy equivocados. A no ser que se hagan anacoretas, claro. Gracias por escribir! Un abrazo!
Es increíble lo que ha cambiado el mundo en unos pocos años. No somos verdaderamente conscientes.
Muchas gracias por el artículo, me ha hecho reflexionar.